Cuando hablamos de los tipos de jefes, primero se debe hacer la diferenciación de si una persona es jefe o es líder. El primero tiene un perfil administrativo, que verifica el área de control y evaluación; mientras que el segundo es un acompañante para el equipo, que se involucra con cada integrante y trabaja al lado de ellos. “El jefe es un puesto, mientras que el liderazgo es un rol”, afirma Eduardo Valdés Bonilla, psicólogo industrial especialista en liderazgo.
Por ello, las cualidades de cada jefe dependerán de su liderazgo. Por ejemplo, un liderazgo autocrático es aquel que no deja que los demás tomen decisiones, no delega más trabajo a su equipo y tiene que estar pendiente de ellos, revisando sus quehaceres. Por otro lado, un liderazgo democrático permite que cada uno tome decisiones y es más participativo con sus compañeros.
“Hay ocasiones en las que se tiene conflicto respecto a qué liderazgo ejercer, porque cuando el jefe es muy autocrático los empleados están muy pendientes él, pero si se es muy democrático a veces lo anulan de la planificación o toma de decisiones importantes. Entonces, es mejor optar por el liderazgo situacional, en donde dependiendo de la ocasión se toma un rol distinto”, explica Valdés Bonilla.
¿Quién es un buen jefe?
De acuerdo con Franklin Espinoza Ramírez, psicólogo industrial especialista en ambiente ocupacional, definir a un buen jefe dependerá de la perspectiva de la que se le evalúe. Es decir, desde la mirada organizacional, es quien hace que el equipo de trabajo sea productivo, que haga bien sus tareas y cumpla con las metas establecidas.
Sin embargo, para un empleado esas características quizá sean menos relevantes, ya que tendrá más importancia que su jefe le permita crecer de forma personal y/o profesional, que lo haga sentir apreciado, que es una pieza fundamental en la organización y que lo guíe junto con él.
“Yo me puedo considerar un buen jefe, porque es como creer que soy buen empleado, ya que respondo dudas a mis empleados, les doy incrementos salariales u otras formas de recompensa, pero quizá ellos no se sienten satisfechos con esa personalidad, entonces para ellos seré un mal jefe”, dice Espinoza Ramírez.
Tipos de jefes
Conocer los diferentes tipos de jefes que pueden existir en una organización es muy interesante si lo que se quiere es conocer bien el ambiente organizacional y cómo puede ser mejorado. Para clasificarlos, lo ideal es verlos desde los ojos de los empleados, porque más allá de ser “bueno” o “malo”, existen otras formas de clasificarlos.
- Jefe nutritivo: es aquel que da una retroalimentación objetiva del trabajo realizado. Acompaña constantemente en los procesos, está pendiente de la organización del grupo y no critica los procesos. Además, busca que su equipo crezca de forma profesional.
- Jefe socio: es aquel que aprecia más a los empleados, por lo que busca su crecimiento personal y profesional, acompaña en los procesos y provee retroalimentación y critica el trabajo al mínimo. Cuando lo hace busca que sea de forma positiva.
- Jefe crítico: esta es una de las clasificaciones que menos gustan a los empleados, porque es aquel que tiene poca capacidad para dar retroalimentación. Se enfoca más en los resultados y no en el contacto de las personas, lo cual lo hace crítico al trabajo. Esta última característica es importante porque el empleado usualmente recibe las críticas como personales y no a su trabajo. Por lo que muchas veces hace el ambiente más tenso.
- Jefe distante: se caracteriza por concentrarse en el trabajo y no socializar con los demás. Platica con el equipo solo para cuestiones laborales y no se interesa por la vida personal de los demás. Este tipo de jefe es más común para los trabajadores freelance o cuando llega poco a la oficina.
- Jefe inseguro: la mayoría de este tipo de jefes son nuevos en el puesto y no tienen claras sus atribuciones, así como las decisiones que deben tomar. Por ello, no salen liderar al equipo de trabajo. Quizá hoy delegue algún tipo de trabajo y al día siguiente la cambie o no sepa explicar sus solicitudes.
Cómo comportarse con ellos
Para saber cómo llevar una buena convivencia en la oficina, Espinoza Ramírez explica que es vital entender qué tipo de liderazgo tiene el jefe, si está orientado al proceso, a las relaciones, a los resultados o al análisis de datos. Al comprender este factor podrá hablar en los mismos términos que él. Por ejemplo, si es una persona a la que le gusten los datos, cuando presente sus resultados, lleve varios datos para que le guste su trabajo.
“Entender su estilo de liderazgo y hablar en sus términos hará más fácil la comunicación. Es importante tomar un tiempo de adaptación cuando se es nuevo en la oficina o si el jefe es recién llegado. Este periodo servirá para que ambos se conozcan y definir el tipo de comunicación que llevarán”, dice el profesional.
¿Qué tipo de líder ser?
Para determinar qué tipo de jefatura ejercer, es vital conocer la autonomía laboral de los empleados, tanto en la cotidianidad como para ocasiones especiales o determinados trabajos.
Cuando el trabajo es cotidiano, lo común es ser un líder democrático; pero cuando son situaciones ocasionales o cambios de estructura, es mejor un líder autocrático. En ambos casos es importante apoyarse en aquellos compañeros que también son apoyo o colaboradores, ya que pueden ser de ayuda para evitar la incertidumbre ante nuevas situaciones y así mejorar el ambiente de la oficina.
Los trabajadores
Estuardo Valdés Bonilla, psicólogo industrial especialista en liderazgo, explica que las personas trabajan con base en dos elementos: las metas personales y las metas de relaciones.
Cuando se tienen metas personales, pero no de relaciones, se hace el trabajo, pero a la vez se compite por ver quién es el mejor en la oficina, entonces es común que haya un ambiente de rivalidad. Incluso, se considera que el jefe estorba. Sin embargo, cuando se tienen metas personales y de relaciones, el trabajador colabora y se puede volver aliado del jefe.
En cambio, cuando no se tienen metas personales, pero sí de relaciones, se adapta al trabajo y hace lo que le piden, en este caso solo se esperan instrucciones del jefe; mientras que cuando no se tienen ninguna de las dos metas simplemente se abstiene de hacer más allá de lo que son sus obligaciones, por lo que muchas veces el jefe puede ser de ayuda o será un problema porque el trabajo entregado será malo.