Es así como en un evento social, reuniones de trabajo, o en el cumplimiento de alguna tarea, es común que reluzca la impuntualidad.
Es bueno que cada individuo haga un análisis de las ventajas que puede tener si aprende a ser justo con el tiempo, y los desaciertos que conlleva no ponerlo en práctica.
Beneficios
La puntualidad es una cualidad necesaria para dotar de carácter, orden y eficacia a cualquier persona, pues al practicar este valor a plenitud hay opción de efectuar más actividades, desempeñar mejor el trabajo, y ser merecedores de confianza y responsabilidad, señala Isaac
Ramírez, profesor universitario, con una maestría en recursos humanos.
Por lo general, quienes tienden a demostrar ese estilo de vida suelen ser positivos, planifican su tiempo, son estratégicos para adaptarse a los nuevos cambios que surjan para cumplir con lo prometido.
Cuando consideran que pueden fallar, llaman para aclarar la situación, y no se frustran por ello.
La puntualidad no se debe confundir con el puntualismo, pues éste es patológico, es a nivel neurótico.
Quienes lo sufren se caracterizan por ser exactos y cumplidores, pero cuando no lo son, se ven afectados emocionalmente, experimentando una crisis de ansiedad y estrés exagerado, añade el sicólogo Sergio Arguello.
Los negativos
Cuando no logran cumplir con los horarios de trabajo, estudios, citas o proyectos, no se ven bien ante los demás. A veces se les tilda de haraganes, poco previsores o que llevan una vida desordenada.
Además, pueden intervenir otros factores: el interés que se tenga de la actividad a la que debe asistir.
Por ejemplo, es más atractivo para un joven charlar con los amigos que llegar a tiempo a las clases; para otros es preferible hacer una larga sobremesa y retrasar la llegada a la oficina.
El resultado de actuar de acuerdo a los propios gustos es la pérdida de formalidad y poco a poco se reafirma en el vicio de llegar tarde.
En este mismo sentido se podría añadir la importancia que se tiene de un evento: una entrevista para solicitar empleo, la reunión para cerrar un negocio, se hace hasta lo imposible para estar a tiempo; pero si es el amigo de siempre, una persona poco agradable, o a la actividad asistirán desconocidos, se ingenia para no estar a tiempo. Es decir en forma intencional.
Muchas de ellas han sido creadas sin un modelo ideal a seguir, por lo que cuando tienen ese comportamiento no les afecta. También están las que lo hacen con el afán de mostrar su prepotencia que llevan escondida, añade Arguello.
Tome nota
Es importante cambiar esos patrones, ya que aquí se aplica ?el tiempo perdido hasta los santos lo lloran?, pues es un espacio que no se repone, y el lema debe ser siempre la calidad en cada uno.
Asimismo, por respeto a los demás hay que adoptar ese buen hábito, pues los que son puntuales suelen verse afectados cuando las cosas no marchan conforme a lo planificado.
Estos son quienes reciben la peor parte, a veces hasta los ven como tontos porque siempre cumplen, mientras que el haragán siempre es perdonado.
Por ello, vale la pena que se gratifique a los cumplidores, no precisamente en forma económica, pero un ?gracias por estar a tiempo?, y a la vez iniciando la actividad con dos que haya llegado al horario convocado, es fundamental, añade Ramírez.
Los números telefónicos de los profesionales entrevistados son: Lic. Isaac Ramírez 5306-9374; psicólogo Sergio Arguello 5563-8823.
Consejos: Recomendaciones
Si cree que está fallando en sus horarios, evalúe el porqué: pereza, desorden, irresponsabilidad u olvido.
Organícese mejor. Levántese más temprano, no sobrecargue su agenda, sea honesto si en realidad desea o es capaz de cumplir lo que ofrece.
Haga uso del despertador, adelántele 10 minutos o recurra a una agenda electrónica. Utilice notas adheribles para escribir citas importantes.
Pero no abuse de estos recursos, pues quien tiene que ser puntual es usted y no la tecnología. Así que opte por la planificación.
Duerma lo suficiente para iniciar con fuerzas la jornada siguiente.