Según detalla información del sitio, en las redes sociales interactúa un 85% de los 5.27 billones de usuarios del mundo que tienen celular.
Lo que para muchas personas significó una novedad a la vez que una extrañeza, hace más de 15 años con la llegada de plataformas como Facebook o Twitter, se ha convertido hacia el presente en una necesidad social, política y económica que cobra importancia en la esfera pública-virtual.
Dinámicas de poder manifestadas individualmente por personajes como Donald Trump o Elon Musk alrededor de Twitter, o los riesgos propagandísticos y de noticias falsas que han brotado de Facebook, son algunos ejemplos que han revelado el poder de la interacción en redes sociales.
Aunque siga pareciendo importante reflexionar sobre este tema, es importante reconocer algunas distinciones sobre esta conectividad digital. La primera de ellas tiene que ver con la aclaración sobre qué es una red social.
“Facebook, Instagram, WhatsApp son herramientas donde socializamos y no son precisamente redes sociales. Es lo primero que debemos saber. Estas plataformas son los lugares donde construimos nuestra red social, que puede ser diferente para cada persona”, explica el Lic. Fernando Salamanca, coordinador de la Maestría digital y negocios electrónicos de la Universidad Galileo.
El especialista recuerda que la interacción en estos espacios virtuales se comprende como una ruptura histórica en el uso de la tecnología y la conectividad, dada la inmediatez y facilidad que presenta el dialogar.
La imparable actividad de estas plataformas de comunicación ha llevado a que en la actualidad se celebre el Día Internacional de las Redes Sociales cada 30 de junio.
Originalmente llamado “Social Media Day” en Estados Unidos, la fecha se estableció en 2010 desde el blog de noticias Mashable. Según apuntan datos del sitio National Today, esta efeméride nació con el propósito de “reconocer el impacto de las redes en la comunicación global y que busca reunir al mundo para celebrarlo”.
Transformación generacional y social
Luego de décadas de comunicación facilitada por correo electrónico, la llegada de las plataformas sociales permitió un cambio cultural en la comprensión de la conectividad. En este sentido, los traslapes intergeneracionales mediados por el acceso a Internet cobraron mucha fuerza.
“Cuando surgieron las plataformas, se creía que eran propuestas para edades más jóvenes. Muchas personas creían que eran sitios para perder el tiempo, pero con la evolución de estos últimos años hemos venido aceptando que este tipo de tecnología son necesarias para muchos procesos”, establece el Lic. Fernando Salamanca.
De acuerdo con la agencia de comunicación digital We Are Social, hasta enero del 2023 había 2.9 millones de usuarios activos en Facebook, 2.5 millones en YouTube, 2 millones tanto en WhatsApp como en Instagram, un millón 309 mil WeChat y un millón 51 Tik Tok.
Según apunta el especialista en temas digitales y negocios electrónicos entrevistado, el adoptar la idea de las redes sociales ha sido un hecho histórico para un país como Guatemala donde Internet ha sido por mucho tiempo, un bien no tan accesible para la población.
“Mucha gente empezó a adoptar las redes sociales o no las podía adoptar porque el país no estaba preparado: De cada 100 guatemaltecos solo 40 teníamos Internet. Sin embargo, con el tiempo hemos madurado digitalmente porque ahora tenemos mejor infraestructura”, apunta Salamanca.
De acuerdo con el entrevistado, a nivel Guatemala, la infraestructura ha mejorado en términos de un incremento en una oferta de velocidades, costos y planes de telefonía.
La sociedad en redes
Al convertirse en un elemento esencial de la cultura, las redes sociales también vinieron a transformar la manera en la que las personas se piensan alrededor de la virtualidad.
Fernando Salamanca subraya que entre las principales razones por las cuales las personas hacen redes en la virtualidad destaca que muchas no quieren perder contacto de lo que ocurre en el mundo.
Esto puede caer en una patología psicológica como el llamado en inglés “Fear of missing out” (Miedo a perderse de algo), en el cual las personas experimentan ansiedad social por no vivir una experiencia supuestamente gratificante como la que viven otros.
A esto se añade la necesidad natural de conectar con las otras partes de una misma sociedad. “Antes terminabas el colegio, te graduabas y tu vida cambiaba. Ahora puedes mantener un hilo y seguir en contacto con las personas”, dice Fernando.
Por otro lado, el auge de las compras en línea también ha ocupado un lugar importante en las redes sociales. A propósito de esto se puede hablar de iniciativas como Marketplace en Facebook.
Privacidad y recomendaciones
Según apunta el Lic. Salamanca, el hecho que “el petróleo del siglo XXI” sea considerado como el conglomerado de información y datos que las personas en la virtualidad han generado que cada vez más, durante los últimos años, el tema de la privacidad se ponga en debate.
“El uso de las redes sociales se paga con nuestra conducta, con nuestro perfil y comportamiento”, asegura el entrevistado. Por esta razón, Salamanca sugiere considerar ciertos temas para que los usuarios digitales sean más críticos:
- Considerar la netiqueta: Este concepto hace referencia a un conjunto de preceptos sobre cómo debe llevarse a cabo la etiqueta y el comportamiento en las redes. Para saber más sobre estas líneas de abordaje, los usuarios pueden leer los códigos de conducta o condiciones de uso.
- Cuestionar el contenido: Aunque se trata de un gran universo de contenido al que estamos expuestos en las plataformas sociales, es importante cuestionar las fuentes, así como ser críticos con la información mostrada. Ser selectivos con los “me gusta” puede ser una pauta para tener cuidado de hacia dónde nos llevan los algoritmos.
- Ser conscientes de lo publicado: Previo a compartir algo en Internet no debemos olvidar que todo contenido puede tener una repercusión, así como a la vez, puede vulnerar una parte de nuestra privacidad como de otras personas.
- Leer más sobre derechos digitales: Aunque parezca tedioso o atípico, es importante reconocer los derechos con los que contamos en espacios virtuales, con el propósito de reconocer los límites y posibilidades que tenemos más allá del pleno ejercicio de libertad y comunicación.