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Ellos mismos llevan meses animando a sus seguidores a abandonar Twitter y Facebook y sumarse a Parler. “Me enorgullece sumarme a Parler, una plataforma que entiende lo que es la libertad de expresión (…) Hablemos libremente y terminemos con la censura de Silicon Valley”, escribió en Twitter el senador Cruz, una de las figuras más destacadas en Parler.
Un “boom” desde las elecciones
La empresa fue creada en 2018 en Henderson (Nevada), lejos del área de la bahía de San Francisco, donde se encuentra la mayoría de sus competidoras, y aunque había venido experimentando un crecimiento sostenido desde entonces, el verdadero “boom” se ha producido desde las elecciones presidenciales del pasado 3 de noviembre.
Desde esa fecha, sus responsables aseguran que la cifra de internautas en la plataforma se ha duplicado y ya supera los 10 millones, aunque sigue siendo una cifra minúscula si se compara con los 340 millones de Twitter o los 2 mil 740 millones de Facebook.
Pese a que ya ha pasado un mes desde su celebración, las elecciones siguen siendo, por mucho, el tema más comentado en Parler, con una mayoría abrumadora de los mensajes sosteniendo que se produjo fraude, que los demócratas “robaron” los comicios y que Donald Trump es el legítimo ganador.
Y aunque está copada por sus fanáticos y existen decenas de cuentas en su nombre, la mayor ausencia en Parler es la del propio presidente saliente estadounidense, que a diferencia de su hijo Eric Trump o de su abogado personal, Rudy Giuliani, no tiene cuenta verificada en Parler.
Una interfaz similar a la de Twitter
A nivel de interfaz y de funcionamiento, Parler es muy parecida a Twitter: los tuits pasan a llamarse “parleys”; los retuits son bautizados como “echoes”; se puede comentar en ellos y crear hilos de conversación y la página principal muestra una sección de tendencias y un apartado de cuentas sugeridas a las que seguir.
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Las diferencias se centran en cuestiones como el límite de caracteres por mensaje (en Parler es de mil en lugar de los 280 de Twitter) y, sobre todo, la promesa de que no se eliminarán contenidos o sancionarán cuentas salvo que se esté cometiendo un crimen o se esté enviando spam.
Estos son los únicos dos principios recogidos por la “guía comunitaria” de Parler, mucho más limitados que los existentes tanto en Twitter como en Facebook que, entre otras cosas, prohíben los discursos del odio o las incitaciones a la violencia, y cuya controvertida aplicación ha desatado la ira de los conservadores.
Así, en Parler resulta habitual encontrar insultos, imaginario nazi, amenazas, racismo, sexismo y teorías conspirativas de todo tipo (QAnon es uno de los motivos de conversación más recurrentes), algo que en el resto de plataformas se persigue activamente y puede llegar a costar la expulsión de los internautas.
Cuando eso ocurre, su siguiente destino es Parler. “Prohibido en Twitter” es uno de los eslóganes que más orgullosamente repiten los usuarios en sus perfiles de la red social de “la libertad de expresión”.