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El apodo del cuerpo celeste se debe a que bajo determinadas condiciones de luz tiene un aspecto similar al de un cráneo humano.
Expertos aseguran que en noviembre del 2018 pasará a una distancia equivalente a la que separa a la tierra de la luna, multiplicada por 105 veces.
Esta no es la primera vez que el asteroide calavera se aproxima a la tierra. El 31 de octubre de 2015 pasó más cerca, a tan solo 486 mil 000 kilómetros, es decir, 1.3 veces la distancia que nos separa de la Luna.
El cuerpo se descubrió el 10 de octubre de ese año desde Hawái, EE.UU. con el telescopio Pan-STARRS. Las imágenes del asteroide fueron generadas con los datos de radar que recogió el Observatorio de Arecibo, en Puerto Rico.
De acuerdo con los expertos el asteroide podría ser en cometa extinto que ha perdido sus compuestos volátiles tras numerosos pasos alrededor del Sol, lo que lo convirtió en una roca lo que recorre el espacio.
“En cuanto a la reflectividad o albedo de la superficie de este asteroide, es alrededor del 5 o 6%, lo que significa que refleja aproximadamente entre un 5 o 6 % de la luz que recibe del Sol. Esto implica que es muy oscuro y solo un poco más reflectivo que el carbón vegetal”, dijo el investigador Pablo Santos-Sanz del Instituto de Astrofísica de Andalucía, España.
Los investigadores se preparan para estudiar al cuerpo celeste y esperan obtener más datos durante su próximo acercamiento.
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“Aunque este acercamiento no será tan favorable, será suficiente para conseguir nuevos datos que podrían ayudar a mejorar nuestro conocimiento sobre este cuerpo y otros similares que se aproximan a nuestro planeta”, opinan los astrofísicos.
El asteroide se encuentra a unas 3,2 unidades astronómicas de la Tierra, es decir a 3.2 veces la distancia de la tierra al sol y sólo es visible con grandes telescopios desde tierra o con instrumentos especiales que se encuentren en órbita.