Los expertos buscaron abrir el contenedor de muestras después de su llegada, pero no lograron hacerlo. El mecanismo de apertura se había trabado debido a la abundante cantidad de material recolectado por la sonda OSIRIS-REx.
Solo lograron analizar una parte del material que se encontraba derramado fuera del contenedor. Fue hasta este 11 de enero cuando los expertos pudieron acceder a las muestras principales sin alterar su esencia ni contaminar el material.
La NASA clasifica esta materia como potencialmente peligroso debido a su frecuente acercamiento a nuestro planeta y a la lejana posibilidad de una colisión en el próximo siglo.
“Nuestros ingenieros y científicos han trabajado incansablemente durante meses no sólo para procesar los más de 70 gramos de material al que pudimos acceder anteriormente, sino también para diseñar, desarrollar y probar nuevas herramientas que nos permitieron superar este obstáculo”, dijo Eileen Stansbery, jefa de la división de ARES (Investigación y Ciencia de Exploración de Astromateriales) en el medio Infobae.
Los científicos consideran que investigar más sobre la composición del asteroide Bennu proporcionará información crucial sobre qué hacer para evitar una posible colisión en el futuro. A través del análisis de los 70 gramos recogidos, se identificó las muestras de polvo y roca, además, revelan evidencia de un alto contenido de carbono y agua. Esta combinación sugiere la presencia de componentes básicos para la vida en la Tierra.
“La muestra OSIRIS-REx es la muestra de asteroide rica en carbono más grande jamás enviada a la Tierra y ayudará a los científicos a investigar los orígenes de la vida en nuestro propio planeta para las generaciones venideras”, afirmó el administrador de la NASA, Bill Nelson.