Como ejemplo de esto, podrían considerarse las entregas del Premio Nobel que, en 122 años de celebración, han logrado reconocer a tan solo 24 mujeres de las ramas científicas.
Este pequeño dato ofrece la oportunidad de preguntarse -quizá, nuevamente- por la existencia de espacios donde las mujeres puedan garantizar su propia representación frente a la historia.
En Guatemala, una de las iniciativas que empuja esta meta es la Organización de Mujeres en la Ciencia para el Mundo en Desarrollo (Organization for Women in Science for the Developing World).
La OWSD -por sus siglas en inglés- nació en Guatemala el 12 marzo del 2020, (un día antes de confirmarse el primer caso de covid-19 en el país), pero sus orígenes datan de 1987 cuando nació como un foro internacional pensado para promover la representación y el fortalecimiento del desarrollo de mujeres científicas en el mundo.
Impulsada desde la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), la OSWD ha operado como una pequeña resistencia donde el capítulo en Guatemala ha reunido hasta la fecha a 466 mujeres quienes trabajan e investigan desde las ciencias.
La doctora en Infectología Nancy Sandoval quien es una de las integrantes, explica que este espacio reconoce el trabajo científico femenino acuerpando la visión de llegar a convertirse en “la plataforma más grande de construcción colaborativa” de las ciencias en territorio nacional.
Sandoval, quien dentro de la organización opera como ‘chair’ –representante internacional del comité ejecutivo–, explica que el accionar de este espacio durante los últimos cuatro años se ha nutrido de la participación voluntaria de científicas guatemaltecas que viven tanto en el país como en el extranjero (un 40% trabaja fuera del territorio nacional).
El entramado colaborativo del capítulo guatemalteco, que se convirtió en el primer centroamericano y el sexta en América Latina y el Caribe, se basa en once áreas de trabajo de las cuales se desprenden proyectos enfocados al desarrollo de propuestas sociales.
Los pilares de trabajo de la organización abarcan gestiones de comunicación y membresías de asociadas; promoción de espacios para la educación infantil y asesorías para jóvenes; formación en diplomacia científica, cambio climático, participación ciudadana, salud y visibilidad para mujeres indígenas.
De entre las acciones, destaca una reciente, propuesta desde el equipo ‘Cambio Climático, mitigación del riesgo y desarrollo sostenible’ la cual consistió en la gestión de estufas ahorradoras de leña que fueron donadas a vecinos de Izabal. La iniciativa fue trabajada en alianza con la Embajada de Alemania.
Otras de las propuestas de las OWSD que buscan amplificar las apuestas de enunciación local dentro la comunidad científica van desde un club de ciencias para menores de entre 5 a 11 años organizado con los Scouts de Guatemala, conferencias sobre incidencia política y participación femenina, o foros para concientizar sobre el cáncer de cérvix y otros temas de salud, por mencionar algunos.
Representación internacional
Desde que se fundó el capítulo guatemalteco de la OWSD, el equipo Nuevas membrecías y nominaciones, ha destacado por recopilar propuestas de convocatorias, concursos y premiaciones internacionales donde puedan competir las científicas asociadas.
De esa cuenta, durante los últimos años se han postulado investigadoras locales a los Premios OWSD–Fundación Elsevier, una propuesta que incentiva la participación de mujeres originarias de países en desarrollo quienes se encuentran en las primeras etapas de sus carreras científicas. Anualmente, la decisión del premio es tomada por un jurado que radica en Italia.
Las participantes de cualquier país (vinculadas a los distintos capítulos de la OWSD) que quieran postularse deben haber obtenido un doctorado en los últimos diez años y presentar una investigación que resuene con un tema anual enmarcado en la agenda temática de la Organización de las Naciones Unidas.
Durante los últimos cuatro años, Guatemala ha destacado en la premiación Elsevier, ya que han sido científicas nacionales las acreedoras del reconocimiento. En 2023 fue Gabriela Montenegro quien se hizo con el premio luego de su involucramiento y liderazgo en iniciativas de salud pública que fomentan la nutrición como vehículo de desarrollo en la niñez.
“Este premio trata de destacar a las mujeres de una forma integral. Mi aporte viene de investigaciones en distintos temas. He trabajado con yodo, hidratación, dietas con frutas, verduras y ahora trabajo más destacado a niños en los primeros mil días, donde se ha comprobado que puede haber cambios en el desarrollo de los niños”, comparte Montenegro.
La actual acreedora del premio Elsevier, ha transitado una carrera profesional durante más de 15 años alrededor de la nutrición y la seguridad alimentaria como herramientas de aporte social a poblaciones de diferentes edades, asegura que el reconocimiento dibuja la posibilidad de replicar mentorías y aprendizaje científico para encontrar la excelencia en el país.
La doctora comparte que su práctica no sería lo mismo sin el involucramiento con poblaciones vulnerables en temas de nutrición.
“La investigación que hago, siempre es para mejorar el acceso y el derecho a la alimentación de calidad y cantidad. Quiero encontrar cada vez más causas, aparte de la alimentación, que puedan modificar la salud de las personas”, señala la doctora.
En cuatro años, las integrantes del capítulo guatemalteco de la OWSD han logrado formar una trinchera basada en el conocimiento, pero también en la necesidad de sostener desde puestas y batallas en común.
“Este espacio nos ha dado la oportunidad de conocer mujeres poderosas y valiosas que realizan cosas muy importantes desde sus espacios. La OWSD es una comunidad donde el apoyo es una forma de catarsis. Hemos podido romper paradigmas y abrir caminos”, comparte la ‘chair’ de Guatemala, Nancy Sandoval.
En el siguiente vídeo se comparten las oportunidades y beneficios de asociarse al capítulo nacional de la OWSD: