Tecnología

Identidad y ansiedad en Internet: La trampa de las redes sociales

Las plataformas sociales son parte de la cotidianidad, pero pueden detonar frustraciones y ansiedad respecto a cómo se proyectan las personas allí.

Identidad y ansiedad en Internet: La trampa de las redes sociales

Las redes sociales se han convertido en una parte intrínseca de muchos alrededor del mundo, en especial durante la pandemia. (Foto Prensa Libre: Shutterstock)

Para muchas personas, el amanecer comienza con un clic: Abrir los ojos, despejarlos un poco, buscar el celular y revisar las notificaciones. ¿Cuáles son las novedades de cada amanecer?  ¿Cuántos “me gusta” y seguidores se han conseguido?

Esta dinámica, que pareciera ya tenernos sumidos en otro tipo de dimensión, resulta ser el modo más cotidiano y automático de muchos alrededor del mundo.

Para la psicóloga clínica Nissely Herrera, estas plataformas de Internet refuerzan el sentido de pertenencia ya que “nos hacen sentir acompañados” y “siempre conectados” con aquello que es importante para cada persona.

Luchi de León, psicóloga especialista en análisis y modificación de conducta, añade que el constante uso de las redes sociales también puede deberse a un estímulo perenne que logra el contenido diseñado especialmente por los usuarios gracias a los algoritmos.

Pero más allá de las posibilidades brindadas por la conectividad e información desde las redes sociales, la dinámica allí también puede afectar la salud mental, aunque muchas veces no pareciera. Los efectos podrían surgir en medida que las personas se alejen de la realidad.

Consecuencias del exceso en redes

Una de las grandes características de Internet, además de su infinito conglomerado de datos, tiene que ver con la inmediatez que ofrece.

A consideración de Nissely Herrera, ese mismo elemento puede ser un arma de doble filo para las personas. Por un lado, puede resolver necesidades de comunicación o de información rápidamente, pero también puede conducirnos a un consumo automático y poco racional.

“Al tener disponibilidad siempre, internet nos da una sensación de gozo inmediato. En dos clics ya lo tenemos todo, pero en realidad detrás puede esconderse una falsa sensación de gratificación”, apunta la psicóloga.

La inmediatez de Internet puede provocar un constante y automático uso de las redes sociales. (Foto Prensa Libre: Shutterstock)

Herrera explica que las redes, al ser un sustituto de las conexiones reales -como sucedió en los primeros meses de la pandemia-, pueden darnos también la idea de un escape o fuga de lo que es real. No obstante, esto podría crear una “verdadera desconexión”.

¿Y qué efectos podría tener esto? A consideración de Nissely: una falta de capacidad por estar en el presente y reconocer las cosas que son importantes, más allá de todo lo que acontece en la virtualidad.

Aunque no se desestiman los aspectos útiles e informativos que da Internet, lo cierto es que el abuso de este, o la permanencia casi automática e irracional allí, puede impedir que las personas tomen en serio responsabilidades en sus contextos reales.

También podría suceder que las personas que “abusan” del tiempo en redes sociales no logren distinguir entre los criterios reales y se basen primordialmente en lo que ven y consumen en redes. Esto podría generar un conflicto con otras personas a su alrededor

Identidad y ansiedad

“Si pensamos que nuestra identidad o quienes somos es todo aquello que proyectamos en redes sociales, tenemos una proyección muy limitada de nuestra persona”, apunta la psicóloga Luchi de León.

El constante consumo de redes puede ser un referente de nuestra identidad, pero también un espacio complejo en el cual situarse por la forma en que nos proyectamos y por cómo se nos percibe.

“Lo que proyectamos en las redes es una parte de quienes somos, no lo es todo. Se debe recordar que mucho de lo que compartimos es lo más bonito, pero también se debe tomar en cuenta que no todo lo que vemos de otros siempre sucede de esa forma”, agrega de León.

Concebir las redes como un absoluto puede traer consecuencias para la forma en que las personas se ven y se muestran. “Puede hacer creer a las personas que deben sostener una identidad ante los demás o que siempre deben mostrarse felices”, apunta Nissely Herrera.

Esto se ha relacionado con varios arquetipos impuestos desde las redes que exigen desde un forma de vida “perfecta” hasta un “buen cuerpo”, lo cual propicia ansiedad y pensamientos recurrentes en aquellas personas que no creen o sienten que no “encajan” en dichos modelos.

El uso automático e irracional de las redes sociales pueden llevar a las personas a tener una “verdadera desconexión” de la cotidianidad. (Foto Prensa Libre: Shutterstock)

La afección, dicen las psicólogas entrevistadas, puede estar relacionada a los niveles de autoconfianza, así como de autoaceptación que tengan las personas, por lo que no afecta de igual manera a todas las personas.

Los niveles de daño emocional en ese sentido pueden llegar a convertirse en cuadros de depresión o hasta de aislamiento. Dependerá del historial de aprendizaje y de las herramientas que tenga cada persona, comparte la psicóloga de León.

“Es necesario poner límites, reconectar con nosotros mismos y con el presente. Cuando se determinan límites, se reconoce que podemos hacer cosas más allá de lo que nos tiene viviendo en automático”, comenta Herrera a manera de prevenir los efectos emocionales del uso excesivo de redes sociales.

Luchi de León subraya que no hay una fórmula específica para evitar que el contenido en las redes sociales impacten a las personas. “A este punto todos nos hemos visto afectados por algo que vemos allí”, agrega.

De igual forma la psicóloga recuerda que el nivel de afección de esos casos puede medirse en relación a la autoconfianza que tenga cada persona.

Sugiere que al momento en que alguien se encuentre conflictuado de manera identitaria por cómo se ve o se proyecta en las redes sociales, es importante que indague y se pregunte por las causas que lo llevaron a ese estado.

De ser necesario, la especialista sugiere también buscar apoyo emocional para lidiar con los efectos emocionales.

ESCRITO POR:

Alejandro Ortiz

Periodista de Prensa Libre especializado en temas sobre cultura y bienestar, con 5 años de experiencia.