El científico británico subrayó que hay muchos experimentos ambiciosos programados para el futuro, como cartografiar la posición de miles de millones de galaxias, además de utilizar los superordenadores para comprender mejor “nuestra posición” en el Universo.
Quizá algún día se puedan utilizar las ondas gravitatorias para mirar hacia atrás, hacia el origen mismo del Big Bang, aseguró el físico teórico, que se mostró convencido de que la humanidad debe “continuar viajando al espacio por su futuro”.
Hawking hizo un emotivo balance de su vida en una charla titulada “Mi breve historia” -en referencia a su famosísimo libro Una breve historia del tiempo– y aseguró que ha vivido un tiempo glorioso investigando sobre física teórica.
“Nuestra imagen del Universo ha cambiado muchísimo en los últimos 50 años y me alegra haber hecho una pequeña contribución”, dijo el que está considerado el científico más famoso del mundo.
Los humanos, continuó el cosmólogo, no somos más que colecciones de partículas que, sin embargo, están cerca de comprender las leyes que nos gobiernan “y ese es un gran triunfo”.
La cosmología se convirtió en una ciencia de precisión en 2003 con los resultados del satélite Wmap, que produjo “un mapa maravilloso de las temperaturas del fondo cósmico a una centésima de su edad actual”.
En él se percibe cómo la atracción gravitatoria ralentiza la expansión de una región del universo, hasta que eventualmente colapsa sobre sí misma para formar galaxias y estrellas.
Ese mapa “es la huella de la estructura de todo lo que hay en el universo”, manifestó Hawking, quien señaló que ahora el satélite ESA Planck ha producido otra imagen con una resolución mucho más elevada y con ella quizás se detecte la huella de las ondas gravitatorias, algo así como “tener la gravedad cuántica escrita en el cielo”.
El investigador nació el 8 de enero de 1942, justo 300 años después del nacimiento de Galileo, aunque calcula que ese mismo día debieron haber nacido otras 200 mil personas en el planeta, y recordó que, a pesar de su desesperante caligrafía, los compañeros de clase lo llamaban Einstein.
Ya en el colegio hablaba sobre el origen del Universo y si había en ello intervención divina. Cuando ingresó en la Universidad de Cambridge, la cosmología en general no era algo todavía muy desarrollado y el joven Hawking se dedicó a leer la teoría general de la relatividad “sin llegar a comprenderla a fondo”.
En aquella época fue cuando empezó a darse cuenta de que algo no iba bien; no tenía facilidad para remar, ni para patinar sobre hielo y se deprimió al ver cómo empeoraba rápidamente y no sabía si iba a vivir lo suficiente para acabar su tesis.
Era el inicio de la esclerosis lateral amiotrófica que padece, una enfermedad que le ayudó a ver que “cada nuevo día era una recompensa”, destacó Stephen Hawking, quien alentó a tener curiosidad y, por difícil que pueda parecer la vida, ser consciente de que “siempre hay algo que uno puede hacer bien: lo que importa es no rendirse jamás”.