Por qué surgen los hashtags
El lingüista norteamericano Charles F. Hockett, en su teoría del diseño caracterizador del lenguaje humano, señaló la transitoriedad entre sus cualidades principales. Esto es: los enunciados de habla desaparecen nada más producirse. Internet supone un cambio de modelo en lo que a la perdurabilidad de la comunicación lingüística se refiere: todo lo publicado en las redes permanece inalterable para su posterior y repetida recuperación.
El aumento del volumen de la información almacenada es constante y son necesarias herramientas útiles para acceder a ella de forma rápida y eficiente. La necesidad de controlar el lenguaje natural mediante etiquetas tecnológicamente funcionales (metadatos) ha creado nuevos aspectos que trascienden el mero acto comunicativo: los descriptores de los tesauros en línea o la proliferación de hashtags para búsquedas especializadas y clasificación por temas son dos ejemplos de ello.
Hashtag es un término muy popular.
Todo usuario de redes sociales competente sabe para qué sirve aunque desconozca su significado original (del inglés hash o almohadilla y tag, etiqueta). Es un elemento esencial en el funcionamiento de Twitter e Instagram y el representante más conocido de la conjunción del metadato y el lenguaje natural por la sencillez de su manejo y su eficiencia en procesos de búsqueda o determinación de tendencias dentro de la red: todos podemos crearlos y en cantidades masivas. Pero ¿qué hay detrás de los hashtags?
Hashtags y tipos de usuarios
La guía para la creación de hashtags de Twitter es muy concisa y se centra en aspectos técnicos para explicar su uso: no admite espacios entre palabras y, al menos en dicho documento, sostiene que la utilización de signos de puntuación podría dificultar su funcionamiento. A partir de ahí, el usuario determina las etiquetas más adecuadas en sus mensajes: con millones de usuarios, millones de soluciones diferentes.
Los responsables de marketing y comunicación en redes sociales (community managers) suelen ofrecer consejos sobre el arte del diseño de etiquetas, si bien en ellos pesan más las razones comerciales para conseguir el mayor número de seguidores dejando las consideraciones lingüísticas en segundo plano: herramientas esenciales en la construcción y difusión de marcas, puntos de enlace con usuarios potenciales, adopción de los estilos de los influencers más populares. Incluso determinan las diferencias de cada red social (Instagram sería descriptiva y Twitter se centra más en la opinión). En el caso del español, pueden llegar a desaconsejar tildes y diéresis por entorpecer la escritura de los usuarios al ser difíciles de encontrar en los teclados virtuales.
En consecuencia, son comunes las etiquetas de pésima calidad lingüística sin que ello parezca tener importancia a efectos prácticos. ¿Están las redes sociales modelando nuestra forma de expresarnos según sus parámetros técnicos?
Los consejos de los expertos
Ante una aparente falta de rigor lingüístico, es cierto que las instituciones españolas que velan por el uso correcto de la lengua han ofrecido sugerencias claras a las que acudir en casos de duda. El perfil en Twitter de la Real Academia Española (@RAEinforma), con más de un millón de seguidores, es especialmente activo, y la Fundación del Español Urgente (@Fundeu) lanzó la campaña #Acentúate en colaboración con Twitter a favor del uso de la puntuación de los hashtags, recalcando su nula incidencia en los procedimientos de búsqueda, o admitiendo técnicas excepcionales como la utilización de mayúsculas para distinguir palabras cuando la etiqueta contiene varias (pongamos por ejemplo el popular #YoMeQuedoEnCasa).
No obstante, Twitter debería ser consecuente en su propia guía ya que, hoy por hoy, ofrece una postura contradictoria que no ayuda en absoluto al usuario indeciso. Apoya la campaña de Fundéu, pero mantiene las restricciones a la puntuación en su página oficial de ayuda.
Las posturas en torno al lenguaje en redes sociales siguen estando marcadas por intereses comerciales lingüísticamente cuestionables o por su consideración por los usuarios como entornos informales donde la corrección no es tan importante. Pero cada vez hay más empresas preocupadas por cuidar el uso de la lengua en sus posts a la vez que logran sus objetivos comerciales. No se trata de descuidar el idioma porque el medio lo permita. Hemos visto que la compatibilidad de ambos aspectos es posible. Ahora hace falta que los usuarios se pongan a ello.
*María Ortiz Jiménez, Profesora de Lingüística, Literatura Inglesa y Traducción, Universidad Nebrija
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