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“En realidad, ahora es más fácil explicitarlos ya que todos escribimos con imágenes”, señala, haciendo referencia a los emojis, cuyo término significa literalmente “imagen letra” en japonés.
Pictogramas como el del corazón, el rostro sonriente o la pinta de cerveza, que aparecieron a finales de los años 90, animan las discusiones en las redes sociales y los mensajes en línea.
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Según Ben Dor Evian, algunos de ellos tienen su equivalente entre los jeroglíficos, como el de una persona que se encoge de hombros, como para decir “no lo sé”. O el emoji de un bailarín con su traje púrpura, cuyo ancestro egipcio realizaba un movimiento similar hace 3.000 años.
“Hay una similitud en el diseño y la forma, lo que es muy interesante, porque miles de años y grandes diferencias culturales separan a los dos sistemas”, subraya Ben Dor Evian.
La imagen es más fuerte que la palabra
En el sistema egipcio, los jeroglíficos podían designar un objeto o una idea (ideogramas), indicar el sonido de una palabra (fonogramas) o servir de “determinantes” que especificaban la categoría semántica de la palabra.
Los emojis, por su parte, bastan para definir una idea, un sentimiento o un objeto y no tienen por qué acumularse para formar una frase, señala Ben Dor Evian.
Toda la idea de la exposición, que presenta objetos antiguos adornados con jeroglíficos explicando su sentido y poniendo en paralelo emojis que se parecen a ellos, es demostrar que el hombre utiliza la escritura ideográfica porque transporta con más fuerza una idea, explica la comisaria.
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“Cuando se utiliza la escritura ideográfica, la imagen se vuelve más poderosa que la palabra”, precisa, tomando como ejemplo el emoji del revólver, que fue reemplazado por Apple en 2016 por una pistola de agua. “Es más aterrador recibir un mensaje con la imagen de un arma que con la palabra ‘arma'”.
Según la comisaria, la principal diferencia entre los dos sistemas es que cada uno puede utilizar los emojis a su manera, mientras que los jeroglíficos se consideraban sagrados y su uso estaba reservado a una élite.
La exposición sobre los “emoglifos”, abierta hasta octubre de 2020, presenta también antigüedades egipcias nunca reveladas al público. Entre ellas figura un collar hecho de lino y papiro y cubierto de oro, que data de alrededor de 100 a.C., que lleva la inscripción de un escarabajo, símbolo de resurrección. Este escarabajo recuerda al emoji mariquita, según Ben Dor Evian.
“Como egiptóloga, mi objetivo es demostrar que no hay que ignorar lo antiguo”, añade. “Porque lo antiguo sigue siendo relevante en nuestra vida de hoy”.
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