Las contraseñas de las páginas de los servicios bancarios o de pago en línea son tan populares como las claves de acceso a las redes sociales o los números de teléfono.
Los delincuentes ya no solo usan correos electrónicos para atraer a los usuarios a las páginas falsas donde se ingresan y extraen los datos, según informa la revista especializada en finanzas “Finanztest” en su edición de septiembre.
A los métodos comunes de phishing también se suman nuevos recursos ilegales:
– Mensajes en plataformas o servicios de mensajería: puede pasar que estafadores, de forma pérfida, se hagan pasar por integrantes de la familia en redes sociales, portales de anuncios clasificados o en servicios de chats para pedir ayuda.
– Smishing: es una combinación de palabras entre SMS y phishing. Los SMS sirven en este caso como cebo para llevar a los destinatarios del mensaje a entregar datos. Son muy populares y peligrosos los anuncios que llegan como SMS y los mensajes de error de paquetes que no existen.
– Spear phishing: es el nombre que reciben los ataques de captura de datos dirigidos a un grupo específico de personas, como los empleados de una empresa.
– Whaling: son ataques de phishing dirigidos a “peces grandes”, como por ejemplo víctimas ricas y de buen pasar económico.
– Vishing: este concepto nace de unir “voice” (voz) y phishing y se utiliza para definir los intentos de manipulación y estafa mediante llamadas telefónicas.
Dos buenas medidas de protección contra el phishing son, según la información divulgada, no dejarse presionar nunca y hacer un seguimiento telefónico de la persona o la institución que supuestamente hizo el contacto.
Si ya se cayó en la trampa, las primeras acciones deben ser bloquear las cuentas que pudieran verse afectadas y cambiar lo antes posible las contraseñas robadas.
También es importante juntar las pruebas y presentar una denuncia penal. Si los estafadores roban dinero, se deben denunciar los daños al banco y comprobar si el seguro del hogar cubre los ataques de phishing.