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El Congreso Astronáutico Internacional (IAC) es el evento espacial más importante del mundo. En octubre 2021 durante su edición de 70 años se realizará en los Emiratos Árabes Unidos, en Dubái.
Dentro del congreso la Federación Astronáutica Internacional, IAF otorga el programa de becas para Líderes Espaciales Emergentes (Becas ESL), que invita a 25 estudiantes y jóvenes profesionales de entre 21 y 35 años participar en el IAC, así como en el Taller ONU / IAF y el Congreso de Generación Espacial, ambos celebrados la semana antes del Congreso. En esta selección está la guatemalteca Katherinne Herrera.
¿Cómo llegó la selección?
En estas becas se reciben aplicaciones de todo el mundo, a los seleccionados se les hacen entrevistas y se solicita información para conocer sus logros. La guatemalteca ha destacado en los últimos años, pero su pasión por el espacio comenzó en una de sus clases en la universidad hace cuatro años.
Herrera es estudiante de Bioquímica y microbiología, en la Universidad del Valle de Guatemala. En el 2017 tenía el curso de técnicas de biología molecular y la invitaron a hacer un proyecto. Herrera ya había recibido un curso de astronomía y quería para esta propuesta relacionar los dos temas.
En esas semanas que estaba definiéndolo recibió una charla con Wendy Miranda, quien trabajó un proyecto con el MIT y la Nasa. Ella le proporcionó el contacto con astronautas que no respondieron a su solicitud y también le puso en contacto con otros especialistas hasta que llegó al doctor Luis Zea, quien además de codirigir desde Estados Unidos el diseño y la construcción de Quetzal-1, ha acaparado noticias por su trabajo en varios proyectos con la Nasa y con la Estación Espacial Internacional (EEI), entre otros proyectos.
Herrera le compartió a Zea que su idea era saber cómo las bacterias de la tierra se comportan al estar en el espacio. Esto es parte de la biología especial que analiza cómo es la vida en los planetas.
Herrera, junto a Zea y el ingeniero Freddy España trabajaron en un prototipo un simulador de microgravedad en Guatemala. La experta explica que por lo regular uno en películas ve que los astronautas están en una gravedad cero, pero eso no existe y siempre que dos objetos están interacción, por muy alejados que estén siempre hay microgravedad.
Estos simuladores en el extranjero llegan a costar hasta 13 mil euros (más de Q122 mil quetzales) y el que ellos crearon tuvo un costo de Q1 mil 500 quetzales. Esto les llevó también no solo a pasar el curso sino a ofrecer talleres de bilogía espacial y abrir el espacio para que cualquier universidad interesada utilice estos simuladores.
Herrera en Dubái participará contando la experiencia de cómo se desarrolló este simulador de bajo costo, además de tener la oportunidad de la beca.
“Los invito a soñar en grande, el cielo no es el limite para Guatemala”, Katherinne Herrera, científica guatemalteca
Ella también ha sido parte del Space biofilms, un experimento espacial liderado por Zea que ha buscado estudiar la bacteria Pseudomona aeruginosa, que puede causar infecciones en el sistema respiratorio, gastrointestinal o urinario. Una de sus principales características es que tiene la capacidad de formar una película –llamada «biofilm»–, la cual se adhiere a las superficies y le sirve para protegerse de los antibióticos y así atacar al organismo.
“A veces no creo que viva estas experiencias…me hace sentir feliz y agradecida”, agrega la científica. Una de las cuestiones que más le ha impactado es trabajar actualmente de cerca con científicos guatemaltecos.
“En 2017 que comencé con este tema existía el comienzo de Quetzal-1, pero la parte de ciencia biológica no estaba y se comenzó de cero, es emocionante ver los frutos de este trabajo”, dice Herrera.
Impacto en nuevas generaciones
La científica Herrera también se ha convertido en mentora de adolescentes. A través de su perfil de Instagram invitó a sus seguidores este año a unirse a la actividad que promueve anualmente, la Fundación para la Educación Espacial Internacional (FISE, por sus siglas en inglés), que invita a estudiantes de más de 28 países a Huston, Texas, para participar en la Escuela Espacial Global, parte del programa de United Space School (Escuela Espacial Unida).
Este programa comenzó en el año 1994 y es el más grande que FISE realiza para cumplir su misión de proveer una introducción al ámbito espacial, a estudiantes preuniversitarios de todo América y alrededor del mundo, que están interesados en carreras de ciencia, tecnología, ingeniería o matemáticas. La United Space School ofrece a los estudiantes, la oportunidad de aprender de los expertos líderes en la industria espacial, como profesionales de NASA, Johnson Space Center, la Universidad de Texas y su rama Médica en Galveston, además de múltiples agencias y organizaciones más.
El horario y currículum del programa, son diseñados para proveer la estructura, conocimiento, recursos, mentoría y medidas apropiadas para completar el proyecto de “una misión espacial tripulada a Marte”. Normalmente, el programa incluye visitas al Johnson Space Center, La Universidad de Huston Clear Lake, Rice University, Space Center Huston, el Observatorio de George en Brazos Bend State Park y el Museo de Ciencias Naturales en Huston. Sin embargo, debido a las disposiciones de seguridad por la pandemia del covid-19, este año se llevará a cabo de manera virtual.
Al llamado de Instagram atendió Daphne Juárez, estudiante de bachillerato, quien está motivada a dedicarse al mundo espacial en el futuro, ella reunió a nueve estudiantes del Instituto Guatemalteco Americano, IGA quienes recibieron algunas tutorías con Herrera y luego cada uno de los destacados jóvenes elaboró un ensayo y envió su participación. Los otros estudiantes fueron Diego Sic, Darío Muñoz, Rodrigo Méndez, Valeria Sierra, Allan Arellano, Keyti Santisteban, Nicole Roldán y Rodrigo López, quienes ahora también forman parte del capítulo de la Asociación Guatemalteca de Ingeniería y Ciencias Espaciales, Agice.
El proceso fue complicado y pasaron semanas antes de saber quiénes fueron aceptados por el programa internacional. Juárez y López, de 16 años, fueron seleccionados para participar en la ronda de clasificación de la United Space School y ahora son los primeros guatemaltecos en formar parte del programa. Al mismo tiempo, gracias a ellos, Guatemala se convierte en el segundo país centroamericano en participar de este reconocimiento, Costa Rica fue el primero.
Rodrigo comenta que todo el proceso fue en inglés y la mayor comunicación se dio vía correo electrónico. Desde finales de 2020 empezó este caminar y han sido meses de llenar requisitos, entrevistas y espera para conocer a los seleccionados. “Nos preguntaban sobre por qué queríamos participar, así como nuestros intereses y sobre los ensayos que trabajamos, en mi caso propuse unas tiendas habitables para mantener a los astronautas y necesitábamos plantear diferentes soluciones”, comenta el joven.
“Los ensayos eran personales y uno podía dar su punto de vista, hemos hablado de cuestiones como por qué enviar personas a Marte, lo cual relacioné que sí es importante porque es una realidad que en la Tierra tenemos problemas que nos afectan en nuestro diario vivir y es necesario buscar soluciones y para ello se necesita este tipo de investigaciones”, agrega Daphne.
En estas semanas los jóvenes se están preparando para el proyecto de cómo se imaginan la Misión Marte, les dan actividades e intercambio de ideas y soluciones entre los diferentes países participantes, “El mayor premio que hay es el conocimiento que estamos obteniendo y las puertas que se abren a universidades y otros espacios”, agrega López.
“Cada semana tenemos tareas y en ese tiempo he aprendido más del espacio que en toda mi vida, busco que otras personas participen en los próximos años”, dice Juárez.
“Para mí los jóvenes que conozco en este camino los considero colegas como científicos… me emociona sentarme con ellos a hablarles de ciencias espaciales y que me pregunten y darles algunas herramientas para que se involucren más en el tema”, dice Herrera. Por lo regular, los niños y adolescentes que participan no tienen mentores porque ya han recibido una educación básica sobre el espacio en sus clases regulares, pero esto no sucede en Guatemala porque no se atienden las ciencias espaciales desde niños, agrega la experta.
Herrera concluye invitando a los padres a orientar a sus hijos a la ciencia, “no se trata de sentarse con ellos para hacer ecuaciones, pero sí de darles cierta introducción como ver documentales con ellos”, dice. También hace un llamado a los jóvenes que quieren entrar este mundo para que busquen lugares que ofrezcan diversas oportunidades como la Asociación Centroamericana de Aeronáutica y del Espacio, Acae, Asociación Guatemalteca de Astronomía, Aga, y la Asociación Guatemalteca de Ingeniería y Ciencias Espaciales, entre otras, así como aprender a investigar por su cuenta en distintos lugares.