Estos aparatos se crearon por la necesidad que surgió de diseñar, construir y operar satélites cada vez más pequeños. En 1995, estudiantes de la Universidad de Stanford, California, EE. UU., desarrollaron el microsatélite OPAL. Su misión era desplegar un satélite cuyo peso oscilaba entre 0.22 y 2.20 libras.
Con el fin de producir más satélites como estos, pero en menos tiempo, el profesor Robert Twiggs, de la referida universidad, y el profesor Jordi Puig-Suari, del Instituto Politécnico de California, desarrollaron el primer estándar de CubeSats en 1999.
Luego de casi 15 años desde que el primer CubeSat llegara al espacio, en el 2003, el avance tecnológico ha facilitado que pueda realizar más tareas.
Este aparato ha permitido a universidades y países en vías de desarrollo incursionar en el campo espacial. Hay que tomar en cuenta que desarrollar y lanzar un CubeSat 1U al espacio tiene un costo aproximado de US$250 mil, y requiere de tres a cinco años de trabajo.
En abril del 2007, Colombia fue el primer país latinoamericano que lanzó un CubeSat al espacio, el Libertad I. Durante su vida útil, envió más de 2 mil transmisiones con datos de temperaturas y velocidades de órbita.
El Irazú es el primer CubeSat de Costa Rica que planea lanzarse este año y servirá para monitorear la concentración de carbono en bosques de ese país.
Otras misiones
Los CubeSats pueden emplearse para diversos objetivos que van desde la transmisión de información, captura de imágenes o medición de propiedades físicas en la ionósfera hasta monitoreo de recursos naturales por detección remota desde el espacio. El CubeSat que se construye en UVG servirá para probar un sensor para monitoreo de cianobacteria en cuerpos de agua.