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No siempre hay que optar por la variante de smartphone con mayor capacidad de memoria. Quien utilice solo algunas aplicaciones, puede arreglarse a menudo con 16 gigabytes (GB), o incluso con solo ocho GB, según señala el portal de telecomunicaciones Teltarif.de.
Distinto es el caso de los amantes de la fotografía, por ejemplo, que toman imágenes en alta resolución y graban muchos vídeos. Los expertos les recomiendan una memoria de 256 GB, cuando no también una de 512 GB.
Los aficionados a la música y el cine también pueden necesitar grandes reservas de memoria.
En particular, cuando la mayor parte de sus canciones y vídeos no la quieren o no la pueden obtener vía streaming, ya sea por el tipo de contrato de servicio de telefonía móvil o porque la cobertura de red no lo permiten, y a menudo no tienen acceso a las redes inalámbricas durante largos períodos de tiempo.
Para este grupo, la regla general para calcular la demanda es tener en cuenta que una canción en MP3 tiene un tamaño promedio de seis megabytes (MB) y una película ocupa entre 500 MB y dos GB, según la calidad.
La mayoría de los teléfonos inteligentes permite incrementar su memoria con tarjetas de memoria externa. Sin embargo, los expertos recomiendan una memoria flash integrada antes que una tarjeta de memoria porque muchas veces las aplicaciones no se pueden instalar en una tarjeta y los componentes integrados suelen ser en general más rápidos.
Pero últimamente ya no hay que preocuparse demasiado porque solo suele haber una versión del modelo de teléfono que ya viene bien equipada. Esto se debe, según diversas informaciones, a que los módulos de memoria flash ahora están disponibles a precios más bajos.
Esto tiene como consecuencia que ya se pueda hallar en el mercado varios teléfonos inteligentes a menos de 200 dólares (alrededor de unos mil quinientos quetzales), que ya vienen con una memoria de 128 GB.
En cambio, los teléfonos con el doble de memoria, 256, se venden a partir de unos tres mil quetzales y para adquirir un smartphone con una memoria de 1,000 GB (un terabyte) hay que pensar en gastar arriba de unos cinco o seis mil quetzales.
Si la primera mirada en el apartado de “Memoria” de la configuración del nuevo celular genera asombro o desilusión, hay que tener en cuenta que tan solo el sistema operativo del dispositivo puede ocupar hasta 30 GB de la memoria.
Esa es la razón por la que un smartphone promocionado con una memoria de 128 GB disponga en realidad de 109 GB libres, o un teléfono de 256 GB muestre solo 220 GB de espacio de almacenamiento disponible ya al sacarlo de su embalaje.