Una reciente investigación publicada por Prensa Libre explica que, del 2016 a marzo del 2023, 50 mil de esos vehículos han ingresado al país, y de ellos 33 mil están activos.
Si invitamos a los hombres y mujeres que trabajan manejando un tuctuc y los reunimos en un solo lugar, se llenaría casi dos veces el estadio Doroteo Guamuch, de la zona 5 capitalina, en el que caben cerca de 26 mil personas.
Esa sería una forma de visualizar cuántas personas podrían beneficiarse con prestar un servicio con ese transporte, en el caso que todos los vehículos llegaran a activarse.
Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), estos vehículos como parte del transporte terrestre, se integran al grupo que influye en el calentamiento global, debido a la combustión de productos derivados del petróleo, como la gasolina, en los motores de combustión interna. Es decir, que impactan en el aumento de la temperatura del planeta, que se relaciona con sequías intensas, escasez de agua, incendios forestales, aumento del nivel del mar, inundaciones, deshielo de los polos, tormentas catastróficas y disminución de la biodiversidad del planeta.
La apuesta por el planeta
Las iniciativas para aliviar la crisis en el planeta son importantes en todos los sectores. La transición a un mundo con cero emisiones supone uno de los mayores retos a los que se ha enfrentado la humanidad. “Nos exige, ni más ni menos, que se produzca una completa transformación del modo de producir, consumir y trasladarnos”, dice la ONU.
En la actualidad, en el país, la Asociación Ambiental Guatemala Veintidós (G-22) trabaja en crear una solución para que estos vehículos sigan funcionando, pero con la luz del sol y la electricidad. Esto los hace más amigables con el ambiente, mientras se puede seguir obteniendo beneficios económicos.
El proyecto del tuctuc modificado ha requerido el trabajo de más de 200 personas que han sido parte de la reconstrucción de este vehículo convencional, en el que participan ingenieros en diferentes ramas, expertos en energía renovable y estudiantes del Instituto Técnico de Capacitación y Productividad (Intecap), entre otros miembros, que comenzaron esta travesía en el 2021.
“En pandemia trabajábamos a distancia, y 22 de los involucrados lo hacíamos en forma presencial en Chiquimula. Ahora, ya pasamos esa fase y estamos en el desarrollo de la investigación aplicada, para que se vuelva comercialmente viable”, agrega Alfredo Maúl, director creativo de la Asociación.
G-22 es una oficina atípica. Genera prototipos en diferentes temas, pero para ello hacen un fuerte trabajo de campo, un proceso que se desarrolla desde la raíz, generando una inteligencia colectiva para hablar con las personas y entender problemas desde la localidad. “Queremos entender los problemas, no leyendo documentos en una oficina, sino pasamos bajo el sol, bajo la lluvia o en la oscuridad, en estas comunidades a nivel nacional”, dice Maúl.
Su desarrollo es tan impactante que en abril pasado recibieron el mayor galardón en la categoría de Movilidad sostenible, de los Premios Verdes, en la paradisíaca isla Galápagos, Ecuador. La décima edición de estos premios seleccionó a los 500 mejores proyectos ambientales en el planeta y 33 de ellos llegaron a la gran final, divididos en 11 categorías.
Como ganadores, tienen derecho a usar el sello oficial de Premios Verdes. Además, recibieron una estatuilla hecha a mano y de forma sostenible, así como US$20 mil —más de Q155 mil— para invertir en la investigación.
Maúl explica que se tiene la intención de llegar con este producto a América Latina y otros continentes. “En parte, buscar fondos no reembolsables y premios internacionales nos ayuda a darnos a conocer, y muchos de estos premios van asociados, además, a horas de mentoría y a ayudar al equipo a validar modelos de negocios”, agrega.
A finales de mayo, también competirán en España como finalista en los premios Mapfre.
Costos y tiempo
“Un mototaxi convencional gasta US$4 mil 500 —Q35 mil— solo en moverse durante el año y otros Q7 mil en aceite, filtros y piezas de mantenimiento. Esto representa casi Q40 mil para mover el vehículo cada año, sin considerar el precio del financiamiento, si se compra el vehículo”, explica.
La idea es no hacer vehículos nuevos o importar, sino rescatar aquellos que han quedado sin utilizar porque es demasiado costoso arreglar los desperfectos mecánicos, o bien que los dueños decidan transformar los que están en servicio actualmente.
Así pasó con el prototipo cero, en el 2021, que estaba abandonado y fue convertido en un modelo atractivo pintado con los colores de la bandera de Guatemala.
El precio para adquirir un kit convertidor, por ahora, oscila en US$4 mil 500 —Q35 mil 500— y se podría financiar el pago en 24 meses. Ahora bien, el costo de prestar el servicio del tuctuc sería de US$0.50 a US$2 diarios, es decir, de Q3 a Q16 al día.
Una carga completa podría permitir recorridos hasta de cien kilómetros con un día nublado, y mayor distancia cuando el día es soleado.
“La mira es quitarles a las personas el costo de la gasolina y regalarles el sol. Esto forma parte de esa ecuación financiera ambiental y social que creemos es la visión de cómo volvemos más rentables estos vehículos”, expresa Maúl. Estaría disponible aproximadamente para el 2025.
El futuro
Actualmente se sigue en la fase de desarrollo. El Tuk Tuk Solar debe estar vinculado a una aplicación en el teléfono para generar indicadores reales en temas financieros, ambientales y sociales.
También se están creando nuevos prototipos con nuevas oportunidades de negocios, es decir, que ya no se dedicarían exclusivamente a transportar personas, sino a otros emprendimientos.
Por ejemplo, convertirse en una especie de cabina para cargar celulares, centros de impresión para centros educativos, incluso ser una pequeña burbuja que lleve vacunas o medicamentos a diferentes lugares.
Las oportunidades solo tienen el límite de la imaginación de cómo un vehículo con paneles solares puede transformar su contexto.
En las investigaciones también existe un punto que sueñan quienes han modificado estos vehículos y es que las mujeres tengan más oportunidades de negocios.
En países como Tailandia y Vietnam, las mujeres tienen estadísticas de menos accidentes, son más cuidadosas y amables en su trato con los demás. Uno de los prototipos en Esquipulas estará dedicado a un programa femenino.
“Nosotros, en Mesoamérica, estamos ligados al sol y a la naturaleza. Los mayas mantenían esa conexión con los elementos naturales, y es imposible ver hacia el sol y ver el futuro de la humanidad con una energía que no genera el impacto ambiental que tienen los combustibles fósiles”, puntualiza.
Más premios y reconocimientos
El Tuk Tuk Solar fue premiado en abril pasado, ganador de los Premios Verdes, pero ese no ha sido el único reconocimiento.
El 27 de mayo próximo, también participarán entre los nominados a los Premios a la innovación social de Mapfre, en España. Doce emprendedores de España, Alemania, Brasil, Chile, Guatemala y Estados Unidos disputarán la gran final, en la que se otorgarán tres premios de €40 mil —cerca de Q340 mil—, además del apoyo y la orientación de IE University. También entrarán a formar parte de la Red Innova, la comunidad de emprendedores donde se fomenta el intercambio de conocimiento experto.
El emprendimiento ganó en la Comisión de la Economía Naranja de Agexport el Premio Naranja en la Categoría 4, como mejor contenido audiovisual ficción o documental, por el proyecto Tuk Tuk Solar —documental—.
También fue finalista en la categoría de prototipos del Premio a la Innovación Tecnológica en Centroamérica (PIT 2022), organizado por la Universidad Tecnología de Honduras (Unitec), junto a Banco Ficohsa.
Ese año, el PNUD presentó un documental sobre varias iniciativas de sostenibilidad para el mañana, en la Asamblea de las Naciones Unidas, en Nueva York, Estados Unidos. El Tuk Tuk Solar aparece entre las propuestas. Ese material fue promocionado por el reconocido grupo coreano BTS, embajador del programa.
