Luego, Bezos le lanzó una pregunta directa: “Ahora, RJ, ¿dónde están nuestras furgonetas?”.
Puede que el comentario fuera en broma, pero el problema que planteó es serio.
Amazon tiene un apetito insaciable por las furgonetas eléctricas, gracias a una operación logística cada vez mayor y a la promesa de que la mitad de sus entregas serán neutras en carbono para 2030. Sin embargo, ese apetito se está topando con la realidad de que la industria automovilística apenas y produce alguno de esos vehículos.
Mientras que los autos eléctricos dirigidos al mercado de consumidores por fin están alcanzando su punto álgido —Tesla entregó casi un millón de vehículos el año pasado—, el mercado de los vehículos eléctricos comerciales todavía es incipiente y como deben poder llevar cargas más pesadas esto multiplica los retos tecnológicos. Amazon no quiso decir si Rivian entregó las primeras diez furgonetas de producción en diciembre, como se esperaba, y otros fabricantes de automóviles tampoco están fabricando a escala todavía.
A pesar de que Amazon posee casi el veinte por ciento de Rivian, también ha hecho pedidos a otros fabricantes de automóviles, para reclamar tantas furgonetas como pueda antes de que estén en producción.
Este mes, Amazon dijo que compraría “miles” de furgonetas eléctricas Ram a Stellantis, la empresa formada el año pasado tras la fusión de Fiat Chrysler y el fabricante de automóviles francés Peugeot. También encargó 1800 furgonetas eléctricas a Daimler en Europa. Y formó una asociación con Mahindra, un fabricante de automóviles indio, como parte de su objetivo de tener 10.000 vehículos eléctricos de tres ruedas en la carretera para 2025.
“La escala y la velocidad a la que estamos tratando de hacer esto requiere mucha invención, pruebas y aprendizaje, y un libro de jugadas completamente nuevo”, dijo en un comunicado Ross Rachey, que supervisa la flota global de Amazon.
Según un documento interno de finales de 2020, Amazon esperaba tener casi 175.000 de sus furgonetas en la carretera a finales de 2021 y casi todas serían vehículos con motores de combustibles fósiles.
Ese número está creciendo con rapidez. Amazon lleva varios años —y decenas de miles de millones de dólares— invertidos en una gran iniciativa para la entrega de paquetes para dejar de depender de grandes transportistas como UPS. Para empezar la expansión, Amazon encargó 20.000 furgonetas Sprinter diésel a Mercedes-Benz.
A través de su red de contratistas, Amazon entrega ahora más de la mitad de sus pedidos a nivel mundial, y mucho más en Estados Unidos. Amazon tiene ahora seis veces más depósitos de entrega que en 2017, con al menos un 50 por ciento más de instalaciones que se abrirán este año, según datos de MWPVL, una consultora de logística.
Ese auge logístico, acelerado por el vuelco a las compras en línea causado por la pandemia, multiplica los retos a los que se enfrenta la empresa para cumplir su promesa de reducir su efecto climático. Su promesa de hacer que la mitad de sus entregas sean neutras en carbono para 2030 forma parte del compromiso más amplio de la empresa de ser neutra en carbono para 2040.
“La electrificación de su flota de reparto es una parte realmente importante de esa estrategia”, comentó Anne Goodchild , que dirige el trabajo de la Universidad de Washington sobre la cadena de suministro, la logística y el transporte de mercancías.
Las furgonetas de reparto se adaptan bien a la propulsión eléctrica porque suelen recorrer 161 kilómetros o menos en un día, lo que significa que no necesitan grandes paquetes de baterías que aumenten el costo de los autos eléctricos. Las furgonetas de reparto suelen utilizarse durante el día y pueden recargarse durante la noche, y suelen requerir menos mantenimiento que las de gasolina. Los vehículos eléctricos no tienen transmisiones y algunos otros componentes mecánicos que se desgastan rápidamente en la rutina típica de las rutas de entrega.
En septiembre de 2019, cuando Bezos anunció el enorme pedido de Amazon a Rivian—el mayor pedido de vehículos eléctricos de la historia— lo situó como algo central en el compromiso de Amazon de reducir su huella de carbono. En ese momento, dijo que esperaba que las 100.000 furgonetas estuvieran en la carretera “para 2024”. Más tarde, Amazon dijo que se había equivocado y que el pedido era para 2030.
Amazon invirtió al menos 1300 millones de dólares en Rivian, que según Amazon ya debería fabricar 10.000 furgonetas este año. Además, Amazon obtuvo los derechos exclusivos de las furgonetas comerciales de Rivian durante cuatro años, con el derecho de tanteo durante dos años después. Las empresas llevan casi un año probando las furgonetas.
En las declaraciones reglamentarias de noviembre, Rivian dijo que haría la entrega completa a Amazon “para 2025”. La semana pasada, Rachey dijo que Amazon esperaba tener los vehículos en la carretera “a más tardar en 2030”.
Rivian rechazó hacer comentarios.
Amazon no es la única empresa de reparto interesada en el floreciente mercado.
FedEx, con su objetivo de convertirse en una empresa neutra en carbono para 2040, se está preparando para comprar decenas de miles de furgonetas eléctricas en los próximos ocho años. La empresa espera que los vehículos alimentados por baterías constituyan la mitad de todas sus compras de furgonetas para 2025, y el 100 por ciento para 2030. La empresa aspira a crear una flota de casi 250.000 furgonetas eléctricas pequeñas y medianas.
Conseguir las furgonetas es solo parte del reto. Mantenerlas cargadas es otra.
Las ofertas de empleo de Amazon dicen que está “construyendo la mayor flota de vehículos eléctricos y la mayor red de recarga del mundo”. Rachey afirma que la infraestructura de carga de los vehículos es una de las que más tiempo requiere, pues hay que trabajar con las empresas de servicios públicos, los operadores de carga y los almacenes donde se encuentran las furgonetas.
Amazon también está estudiando las rutas de entrega y otros factores que reducen la eficiencia de la batería, como la conducción cuesta arriba y el funcionamiento del aire acondicionado, cosas que podrían requerir la carga del vehículo en medio del turno de un trabajador y no solo durante la noche.
“Ahora es muy normal que las empresas de transporte y logística hablen de sustentabilidad no como algo periférico, sino como un cambio fundamental”, señaló Goodchild, y añadió que Amazon, al comprometerse por adelantado, está “ayudando a crear un mercado”.