Vida

SIDA: Realidad de la epidemia

El 1 de diciembre se celebra el Día Mundial contra esta enfermedad.

Aproximadamente 1.9 millones de personas en el Caribe y Latinoamérica, viven con VIH/sida, indica la Organización de Naciones Unidas contra el sida, ONUSIDA.

Mientras, cálculos de la Organización Panamericana de la Salud, OPS, señalan que la cifra de infectados podría ser el equivalente a la mitad de la población adulta de un país como Suecia o Nueva Zelandia, y aunque algunos puedan considerar que la cantidad de decesos (alrededor de 100 mil anuales) no es relevante, el total de esas muertes podría significar, por ejemplo, la reducción a la mitad de los habitantes de Luxemburgo o el exterminio de quienes viven en Islandia.

Y aunque se puede reflexionar sobre todo lo que debió hacerse para prevenir la infección, es imprescindible enfocarse en la realidad de que los pacientes requerirán atención y algún tipo de medicamento que mejore sus condiciones de vida. Por lo tanto, la respuesta a si se está haciendo lo suficiente, categóricamente es no, enfatizó Rafael Mazín, consejero regional sobre sida, de la OPS, durante una conferencia que sobre el tema se llevó a cabo el 13 de noviembre, en la sede de dicha organización en Washington, D.C.

Entre la vida y la muerte

Según datos aportados por Mazín, en Estados Unidos se reportaron 15 mil muertes en 2001, de aproximadamente un millón de casos que hay en el país. Mientras, en Brasil, donde hay alrededor de 800 mil personas infectadas con el VIH, fallecieron 8,400.

¿Qué fue lo que pasó en América Latina y el Caribe? ¿Por qué esa desproporción tan alarmante de muertes en comparación con lo que ocurre en los últimos dos lugares citados? La diferencia es que en Estados Unidos y Brasil hay acceso a atención y medicamentos, lo que puede establecer la diferencia entre la vida y la muerte.

También es conocido que en muchos de los países de la región, quienes reciben tratamiento antirretroviral se encuentran en una posición privilegiada, y no es precisamente porque estén gozando de su derecho a la salud, recalcó el investigador.

¿Qué hacer?

El año recién pasado unos 30 millones de personas en América Latina y el Caribe adquirieron una infección de transmisión sexual, incluidas 200 mil por VIH, y aunque muchos de estos casos pueden evitarse, la mayor vulnerabilidad la sufren quienes viven al margen de la sociedad.

Al respecto, Arletty Pinel, directora para Latinoamérica y Europa del Este de la Fundación global para la lucha contra el sida, la malaria y la tuberculosis, señala que la pobreza no es la única situación de riesgo para propiciar la infección, sino que hay otras como la migración urbana, la dificultad de encontrar trabajo y la falta de servicios de salud, las que sumadas provocan el impacto. A ellas hay que agregar el estigma que recae sobre la enfermedad y las personas que la padecen.

Por lo tanto, hacen falta acciones encaminadas a la participación activa de todos los sectores involucrados y la planificación a mayor escala. Pinel enfatizó en que los profesionales de la salud que investigan y atienden a las personas con el padecimiento deben interesarse más por ellas y tratarlas como seres humanos, porque si sólo las ven como ?casos? no podrán profundizar más allá de los datos que ofrece un libro de epidemiología.

Mazín puntualiza que deben implantarse proyectos y programas de prevención, pero para que sean efectivos hay que terminar con el divorcio entre los campos de atención y prevención integral, porque ambos pertenecen a un mismo territorio. ?Es imposible hablar de atención si no se habla de prevención, y viceversa?, subraya.

Asimismo, hay que cambiar la cultura centrada en un paradigma curativo reparador, ya que en especial, en la región latinoamericana y del Caribe, es notable que el discurso oficial haga énfasis en la importancia de la promoción y la prevención de la salud, pero las acciones se dirigen siempre a la reparación de daños -o a la extinción de fuegos-.

Los desafíos

Uno de los principales retos es asegurar el acceso a la salud a través de proyectos adecuados que se adapten a la realidad de cada país. ?Es muy común decir que es difícil hacer prevención en América Latina debido a la cultura machista; esto es un estereotipo ridículo. El machismo se encuentra en todo el mundo, todos los días?, resalta Mazín. También es esencial la disponibilidad de los tratamientos y terapias antirretrovirales para quienes lo requieran, porque a pesar de que no constituyen una panacea, son una respuesta extraordinaria con indicaciones precisas para casos específicos.

A este respecto, Richard Stern, fundador de la Asociación Agua Buena pro Defensa de los Derechos Humanos, y quien tiene 14 años de trabajar en el campo de acceso de medicamentos para personas infectadas con el VIH, indicó que no hay nada peor como padecer una enfermedad y no tener cómo curarla. A la vez considera que son más los prejuicios contra esta enfermedad que la falta de dinero lo que influye en que los gobiernos no hagan esfuerzos por brindar siquiera la atención médica básica.

Agregó que durante los últimos años los precios de los medicamentos antirretrovirales y para enfermedades oportunistas han disminuido gracias a las negociaciones coordinadas por ONUSIDA con algunas compañías multinacionales, por lo que no hay excusa para no suministrar estos medicamentos.

Vacunas contra el VIH

La decisión de evitar situaciones de riesgo para no estar en contacto con secreciones infectadas, sería a corto plazo la solución para no adquirir el VIH ni desarrollar el sida.

Sin embargo, esta medida no soluciona el problema que cada día cobra la vida de aproximadamente siete mil personas, deja en la orfandad a miles de niños y a diario infecta a otras 14 mil, de las cuales muchas son jóvenes. Además, a causa de las bajas por esta enfermedad, varios países del sur de África son azotados por hambruna, porque ya no hay quien cultive la tierra. Por ello se trabaja en el desarrollo de vacunas que activen la respuesta inmunológica de los individuos sanos, para que el organismo responda rápidamente y pueda controlar el virus si se entra en contacto con él, explicó el doctor Barney Graham, director del Centro de Investigaciones para la vacuna contra el VIH, del Instituto Nacional de la Salud, situado en Bethesda, Maryland, Washington, D.C.

Según explicó Graham, las vacunas que se están desarrollando son muy seguras, ya que contrario a las tradicionales, no están fabricadas con virus enteros, activados o atenuados, sino con técnicas modernas de ADN recombinante. Esto significa que el propio virus no es parte de las vacunas, sino una forma sintética o simulación de sus formas y estructuras, y aunque hasta el momento no puede asegurar que funcionarán, sí garantiza que son seguras y no infectarán a los usuarios.

Lo que se pretende es controlar el desarrollo de la enfermedad, y se sabe que esta vacuna profiláctica es la forma más poderosa de mejorar la respuesta inmunológica de las células citotóxicas o linfocitos T. Con ella se produce una respuesta celular 50 ó 100 veces más potente que la que se observa en una persona infectada. El científico dijo que las primeras pruebas con seres humanos recién iniciaron y esperan que para 2004 hayan completado la investigación y puedan comprobar si realmente funciona en las personas.

Graham señaló que los mayores desafíos de él y sus colegas son determinar cómo actuar ante la diversidad genética del virus, la alta tasa de mutación que presenta y su evasión de los mecanismos de control. Dicha vacuna está fabricada no sólo para tratar el virus tipo B, que afecta a América del Norte, sino también los virus tipos A y C, que son los dominantes en África y otras partes del mundo. ?Una epidemia global requiere de una vacuna global?, enfatizó Graham.

El doctor Michael Robertson, director de Investigación Clínica en Vacunas y Enfermedades Infecciosas de los laboratorios Merck Sharp & Dohme, en New Jersey, refirió que también trabajan en una vacuna para controlar la evolución de la enfermedad, pero aún se encuentra en la primera de las tres fases que comprende el desarrollo de un nuevo medicamento antes de ponerlo a disposición del público.

Otros datos

El programa regional del sida de la OPS promueve el enfoque de un programa llamado paso a paso, el cual contempla una serie de medidas para resolver la mayor parte de las necesidades de quienes viven con el VIH/sida.

? La única forma de conocer de manera exacta la proporción de una epidemia como ésta sería el tamizaje universal, pero el mismo presenta dificultades de tipo logístico, económico y de Derechos Humanos.

? Por ello se elaboran estimados con fórmulas que se basan en el conocimiento de ciertos indicadores, como la prevalencia entre determinados grupos o las vulnerabilidades conocidas.

? A medida que los servicios de salud mejoren habrá más estadísticas y si mejoran las condiciones de saneamiento ambiental y nutricional, lo más probable es que impacte en la evolución de esta enfermedad. Sin embargo, para eso hay que actuar, concluyó Mazín.

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