Todos los avances realizados en este campo parecen indicar que la fascinación que siente la mayoría de los hombres por los senos femeninos tiene su origen en la evolución, según el sitio abc.es
Mientras la ciencia continúa investigando sobre esta curiosa cuestión, los autores del blog MásQueSalud han recopilado las tres teorías más extendidas acerca del origen de la fijación masculina con esa parte de la anatomía femenina.
1.- Teoría del eco genital: Esta teoría sugiere que los senos femeninos se convirtieron en centro de atención masculino cuando el hombre comenzó a caminar erguido. Hasta entonces, al igual que ocurre con numerosas especies de animales, el varón se interesaba principalmente por el trasero de las hembras, puesto que quedaba justo en su línea de visión.
Cuando los seres humanos comenzaron a caminar sobre dos piernas, el trasero ya no se veía tan directamente y destacaban más los senos.
Esta teoría sostiene además que en paralelo, le evolución hizo que los senos de las mujeres crecieran y se bambolearan para imitar la anatomía de los glúteos y seguir así atrayendo a los varones y garantizar la continuidad de la especie.
2.- Atracción de la oxitocina: Otra posible causa de la atracción ejercida por los senos puede encontrarse en la oxitocina, una hormona que juega un importante papel en la relación que se establece entre madre e hijo durante la lactancia y más tarde en la pareja durante la intimidad.
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De hecho, los pezones son una zona erógena para muchas mujeres, que encuentran placentera su estimulación durante la intimidad. Quienes defienden esta idea aseguran que esta favorece la segregación de oxitocina. Argumentan que el atractivo se debe precisamente a su capacidad para favorecer la generación de esta hormona y su utilidad es la de activar los sistemas neuroquímicos capaces de mantener unida a una pareja.
3.– Sinónimo de riqueza: La teoría de la evolución es el soporte de esta teoría que asegura que los hombres heterosexuales se sienten atraídos por los senos es porque en estados anteriores, tener unos voluminosos era señal de que la mujer gozaba de disponibilidad constante a alimentos y una mayor capacidad para amamantar a sus hijos, lo que implicaba a su vez mayores posibilidades de supervivencia para su prole.
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Según esta línea de pensamiento, algunos estudios dicen haber descubierto que los hombres de menor nivel y estatus socioeconómico prefieren mujeres con senos grandes. La conclusión de estos estudios señala que cuando el hombre no tiene disponibilidad garantizado a los recursos suficientes para mantener a su descendencia, busca una pareja del género opuesto que sí lo posean. Lo malo de esta teoría es que es válida tanto para el tamaño de los pechos como para el saldo de la cuenta corriente.
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