“El hermano San Simón me permitió migrar a Nueva York en 2008 y trabajando allá gané suficiente para construir una casa para mi familia”, indicó a EFE Marcelo Pixtun, de 46 años, quien sigue a este santo desde hace más de 20 años.
Pixtun viajó desde la Ciudad de Guatemala, 65 kilómetros al oeste, al poblado de San Andrés Itzapa, en el departamento (provincia) de Chimaltenango, para celebrar “el cumpleaños” de San Simón, junto a miles de seguidores que asisten anualmente desde todos los rincones del territorio e incluso de otros países como El Salvador y México.
La imagen de madera del santo pagano, inconfundible por su sombrero negro, un bigote frondoso, saco negro, corbata roja y puro en la boca, reposa al fondo del templo, construido en su honor en 2011.
Ofrendas de licor y tabaco
“En nuestros pueblos el licor se utiliza para sanar males estomacales y otros, San Simón me ha dado salud y me ha permitido sobrevivir a cinco operaciones, por eso brindo con él cada octubre”, comentó a EFE Paty, una curandera que desde 1981 es seguidora de este santo.
La fila de seguidores de San Simón sale del templo hacia la calle por la gran multitud y las personas portan consigo ofrendas de licor blanco, puros de tabaco, flores y dinero en efectivo.
En el templo predomina el humo de cigarro y el sonido de la guitarra del mariachi que entonó canciones en honor al santo y otros títulos populares de artistas mexicanos como Vicente Fernández y Chalino Sánchez.
En medio de la fiesta, diferentes curanderos y guías espirituales ofrecen rituales de saturación, una dinámica que consiste en bañar a los seguidores con licor y golpearles levemente con hierbas para liberar presiones y malas energías.
Según sus seguidores, San Simón no es una contradicción del cristianismo, ya que, aseguran, “primero está Dios”, pero el santo es un hermano que no juzga a las personas y “cumple las causas perdidas”.
El simbolismo de San Simón raya entre el bien y el mal, entre la religiosidad y los vicios, de acuerdo a la tradición, y las fiestas en su honor se prolongan hasta el 1 de noviembre, cuando se celebra el Día de Todos los Santos.