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Respecto a dicha postura, el fisioterapeuta Juan Francisco Quiñónez explica que puede causar una luxación en la cadera, lesión que se produce cuando la cabeza del fémur, que tiene forma de esfera, se sale de la cavidad redondeada que existe en la pelvis.
Entre otras de las consecuencias más comunes se encuentran:
- Aumento en la curvatura natural de la columna cervical y dorsal.
- Pobre desarrollo de la musculatura abdominal y de la espalda, la cual es esencial para un buen desarrollo del movimiento y la buena postura.
- Retraso en la motricidad fina porque en esta postura el niño no practica la rotación del tronco y esto da lugar a que tome las cosas que están a su derecha con la mano derecha y su izquierda con la mano izquierda, lo cual no ayuda a definir una mano dominante.
- Presión excesiva en la parte interna de las piernas, los tobillos y los pies, lo cual puede causar dolor más adelante son otras de sus consecuencias.
El fisioterapeuta Jean McNamara explica en una publicación del sitio especializado en niños Pediatric Service que los pequeños suelen sentarse de esa forma de manera automática, sin pensarlo mucho, y la razón es que les permite ver sus juguetes y manipularlos sin que las piernas sean un obstáculo molesto. Es por ello que para solucionar este problema Quiñónez sugiere evitar que sus hijos jueguen en el piso cuando realmente no sea necesario. Utilizar un banco, grada o silla, con una mesa que esté a una altura adecuada (donde los juguetes estén al nivel del rostro) evitará que el niño o niña se siente de esta manera, que encorve la espalda por mucho tiempo o mantenga el cuello en una posición inadecuada.
En el caso de los juegos en los que el niño sí necesita estar en en el suelo, como cuando utiliza carros por ejemplo, para evitar que se siente de esta manera, la fisioterapeuta Mónica Gálvez sugiere que usted se enfoque en evitar que esta práctica se vuelva un hábito. “Debe poner atención a la postura que su hijo adopta al jugar y evitar que coloque sus piernas en forma de W. Si ya lo hace corrija su postura y enséñele otras maneras en las que puede sentarse y sentirse cómodo al momento de estar en el suelo. Si nota que el patrón se repite adelántese y colóquelo en una postura adecuada antes que adopte la pose incorrecta. La constancia logrará evitar el hábito o bien lo eliminará por completo”, dice. Además sugiere que se siente a su lado para mostrarle cómo debe hacerlo. Lo mejor es que lo haga con las piernas estiradas hacia adelante y que la alterne con una posición en la que entrelace las piernas como un pretzel. Finaliza enfatizando en que es importante evitar que los niños permanezcan demasiado tiempo sentados, por lo que debe intercalar los juegos que se hagan sentados con caminatas u otro tipo de movimientos.
“Cuando los niños están en la etapa siguiente a los seis o siete meses de edad empiezan a sentarse. Deben hacerlo sobre sus glúteos, con las piernas hacia adelante. Cuando crecen y llegan a los dos o tres años se sientan por cuenta propia y es en ese momento cuando suelen adoptar posturas que aunque les parezcan cómodas, no son las adecuadas y las consecuencias pueden ser graves. Por ejemplo, al tener inestabilidad en la cadera puede que ésta se desplace fuera de la pelvis y el hecho de que se sienten rotando los pies puede provocar que más adelante camine con los pies hacia afuera, creando problemas en la marcha. Hay casos en los que se necesita realizar tratamiento quirúrgico para solucionar esos problemas”, explica el pediatra Edgar Beltetón.