Por otro lado, consumir frutas o verduras crudas como —el chile pimiento o el brócoli— ayuda a que se conserven potentes enzimas, importantes para el correcto funcionamiento del proceso digestivo y del sistema inmunitario, y que pueden destruirse durante la cocción, añade.
Si el tracto gastrointestinal funciona de manera adecuada, los vegetales crudos pueden digerirse fácilmente, lo que ayuda a evitar el estreñimiento.
El consumo de vegetales sin cocinarse se desaconseja a personas que pasan por periodos de diarrea, inflamación intestinal o malestares estomacales, puesto que se pierde la fibra que agrava estos padecimientos.
A los adultos mayores, sin embargo, por la falta de piezas dentales, se les facilita masticarlos si están cocidos, expone la nutricionista Diana Rivas.
Hay vegetales que no conviene consumir crudos, como el güisquil, el güicoy o el perulero, ya que contienen sustancias que impiden que se absorban todos sus nutrientes, agrega.
Según la nutricionista dietista Consuelo Pardo, la arveja, la berenjena, las coles de Bruselas o la coliflor se deben cocinar para lograr cobertura más digerible o eliminar sustancias azufradas. Este proceso de cocción no debe excederse para no perder nutrientes.
Ventajas
Según las Guías alimentarias para Guatemala, del Incap, comer hojas, verduras y frutas —de tres a cuatro porciones— todos los días ayuda a tener una buena visión, mejorar la digestión y evitar el estreñimiento, mantener el peso adecuado, fortalecer el sistema inmunitario, y prevenir enfermedades degenerativas como las cardiovasculares, cáncer, obesidad y diabetes.