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La gastronomía popular rescata esos valores, que peligran en la practicidad de la nociva cocina química actual, asegura. “El rico recetario ancestral se deriva de los procedimientos culinarios del pueblo, y persiste donde el consumismo no ha contaminado la gastronomía tradicional. Allí, el esplendor de especias y condimentos nativos ennoblece los platillos”, añade Villar Anleu. Por ejemplo aquellas tres que, como mesoamericanos, dimos al mundo: pimienta gorda, chile y vainilla.
Otra de las hierbas más conocidas que sirven para condimentar y aromatizar está el apazote (Chenopodium ambrosioides) que se emplea para caldos de huevo, de jutes, mariscos o frijoles, así como para recados como tiras de panza de res o pollo amarillo, refiere el chef José Osoy, de la Escuela Superior de Gastronomía y Hostelería Las Margaritas.
Acá se describen 10 plantas que aportan sabores y aromas incomparables a platillos populares guatemaltecos. Se encuentran en los mercados locales.