Los diccionarios definen la ambición como un “deseo fuerte o ardiente de conseguir algo, especialmente poder, riquezas, dignidades o fama”, lo cual tiñe a este afán humano con ciertas connotaciones peyorativas y suele asociarlo con actitudes o conductas reñidas con el respeto de los deseos y el bienestar de los demás, próximas al lema de “el fin justifica los medios”.
Bajo la óptica de muchos, ser “una persona ambiciosa” equivale a ser una persona egoísta, arribista y a menudo sin escrúpulos.
Sin embargo, para Anna Vicen Renner, asesora y entrenadora (“coach”) especializada en autoestima y relaciones de pareja, existe “una nueva forma de entender la ambición” que ella propone aplicar para hacer realidad nuestros sueños y a la que ha denominado “ambición amable” para distinguirla de la ambición a secas, la cual no suele tener siempre una buena imagen.
Renner (Heidelberg, Alemania, 1980) ha efectuado un “lavado de imagen” a la ambición, considerándola una fuerza que “nos ayuda a conseguir cambios positivos en todas las áreas de nuestra vida, cuando la usamos de manera equilibrada, consciente y teniendo siempre en cuenta nuestro bienestar en todas las parcelas de la vida, sin descuidar ninguna, según explica a EFE.
Propone abordar el concepto de la ambición desde otra perspectiva, entendiendo que es “un poderoso motor de cambio que podemos activar en nuestro interior, para hacer realidad nuestros sueños y alcanzar la felicidad, si no la restringimos a un área exclusiva de nuestra vida”.
AMBICIÓN CON APELLIDO POSITIVO
“La ‘ambición amable’ implica cuidar por igual todos los aspectos de nuestra vida”, recalca.
Por ejemplo, “una persona obsesionada por su trabajo, pero que desatiende a su pareja, familia, amigos o salud, no posee una ambición saludable. Quizá tenga éxito en el ámbito laboral, pero será infeliz en el resto de las dimensiones de su vida”, puntualiza.
En cambio, la “ambición amable” es “sana, equilibrada, generosa, focalizada en tu bienestar y aquello que deseas; excluye competencias, rivalidades y envidias; inspira el trabajo en equipo; es un vehículo para conseguir tus objetivos y cambios positivos en la vida, disfrutando cada paso del proceso”, señala.
Para entender con claridad este concepto, diferenciarlo de la ‘ambición a secas’, EFE solicitó a Renner un ejemplo de ‘ambición amable’.
Para explicar este concepto, la especialista se refiere a su experiencia personal, en la transición desde la ambición convencional, “generalmente asociada con lograr éxitos profesionales”, a la ambición amable, que nos impulsa a “lograr los retos y ser mejores, más plenos y felices, de modo equilibrado e integral, en todas las áreas de la vida”.
DESARROLLO INTEGRAL Y EQUILIBRADO
“Dado que disfruto mucho con mi profesión, podría trabajar hasta altas horas de la noche, incluidos los fines de semana, sin rechistar”, señala, recordando que, en una etapa anterior de su vida, esto la hacía enfrascarse en sus cosas e intentar hacerlo todo muy bien, con los cual se le iban pasando las horas.
“Esa ambición me ha dado muy buenos resultados en la esfera profesional, pero presentaba un problema: estaba focalizada en una sola área de mi vida y ello me llevaba a descuidar otras, de manera inconsciente”, añade.
“Esa ambición profesional, me llevaba a dejar de lado mi rutina de deporte, que me hace sentir bien, y a estar ausente para mis hijos, incluso en el momento de la noche, que es el más sagrado”, según comenta.
Destaca que su ambición no estaba siendo usada en equilibrio, lo cual le producía estrés, conducía a que su casa estuviera “patas arriba” y no la hacía sentir feliz, ya que no estaba evolucionando como deseaba en los demás ámbitos su vida ni dedicaba tiempo a disfrutarlas.
En un momento dado, Renner se dio cuenta de que “su ambición empezaba a interesarse” en cuidar todas sus parcelas vitales, en lugar de una sola: la impulsaba a querer “mejorar como madre, como pareja, y a dedicar un tiempo, cada día, a desarrollarse en esas áreas”, explica.
Su ambición, que se volvió más equilibrada, la llevó a dar prioridad a acudir al gimnasio, dejando en espera algunos correos electrónicos de trabajo, dado que hacer deporte no solo la convertía en una mejor profesional, sino además en mejor madre y pareja, y en una persona más saludable, según recuerda.
Añade que su “ambición amable” también la llevó a explorar su sexualidad para descubrir facetas suyas que desconocía, y convertirla en una sexualidad consciente, espiritual y transformadora, que le aporta mucho a su bienestar”.
“En resumen, mi ambición amable me ha ayudado a querer evolucionar en todas las áreas de mi vida y a cuidar cada una de ellas lo mejor que puedo. Es una ambición que respeta mis deseos, mis ritmos y tiempos y mi equilibrio, y que me quiere en paz”, sintetiza.
¡Esa ambición, que está conectada con nuestra autoestima y motivación, está dentro de todos nosotros; solo tenemos que activar esa potente energía transformadora!”, concluye.