Últimamente muchas modelos y famosos han sido fotografiados tomando agua de coco, ya que es un alimento nutritivo y refrescante, rico en minerales. Antes de comprarlo, se recomienda sacudir el coco para verificar cuánta agua contiene. Cuanto más agua, más fresco el coco. El agua de coco se puede comprar también envasada en botellas o tetra bricks.
Leche de coco
La leche de coco es una mezcla de pulpa o carne de coco y agua de coco y tiene un sabor frutal, con un rastro de nuez. Se la suele usar en salsas y postres. Y es una alternativa menos calórica a la nata y la crema agria.
Aceite de coco
A diferencia de la mayoría de los aceites, el de coco no es muy líquido, sino firme y cremoso. El aceite de coco se puede calentar a temperaturas muy altas, aunque en ese proceso suele perder sus nutrientes y su sabor original. Por eso, es muy importante cómo se lo emplea: si se asa, por ejemplo, una chuleta de cordero en un buen aceite y se añade finalmente una cucharada de aceite de coco frío a la carne, el resultado puede ser más que interesante. La carne recalienta el aceite, que despliega así su aroma. El aceite de coco queda también muy rico en postres, por ejemplo como relleno de bombones, ya que, mientras la mantequilla se ablanda rápido, el aceite de coco se mantiene firme por más tiempo.
Harina de coco
Se trata de pulpa de coco disecada a la que se le quita el aceite y se muele luego hasta otener harina. Se trata de un producto libre de gluten, que sacía bien por su alto contenido en proteínas y fibras.
Puré de coco
Es una mezcla de pulpa, aceite de coco y agua de coco. Para un delicioso smoothie, no hacen falta más que medio litro de agua, una o dos cucharadas de puré de coco y otros ingredientes a gusto, como distintas frutas. Los ingredientes deben mezclarse en una licuadora hasta obtener un rico smoothie.
Azúcar de flores de coco: Ideal para endulzar postres, se obtiene del néctar de la palmera de coco. Este azúcar marrón apenas sabe a coco, sino más bien a caramelo fuerte.
Coco rallado
Uno de los productos más conocidos derivados del coco, se hace con la pulpa de la fruta. Para muchos chefs, vale la pena prepararlo en casa, ya que sabe mucho mejor que el que se compra en las tiendas. Para ello hay que partir un coco fresco, quitarle la piel marrón y rallar los trozos. Rociar el coco con almíbar bien diluído y dejarlo secar en el horno a 80 grados. Este coco rallado queda muy rico en ensaladas o en un pesto asiático: para ello hay que mezclar el coco rallado con un buen aceite, cilantro, semillas de maracuyá, vainilla, albahaca y un poco de chile. El resultado: una salsa perfecta para pastas.