Amarrar a un animal, encerrarlo o enjaularlo va en contra de su naturaleza. Recordemos que los perros fueron domesticados por el humano hace miles de años, pero su antepasado es el lobo. Hay que comprender que su naturaleza es hacer ejercicio, buscar a su presa y socializar con su amo, refiere el médico veterinario Victor Girón y Amaria Hernández, presidente y coordinadora del Área Educativa del Programa Integral de Salud y Control Animal Poblacional. “Estar amarrado frustra al animal de ser él”, agregan.
Efectos negativos
Entre las consecuencias físicas para el perro están las laceraciones y llagas causadas por collares o lazos ajustados; traqueítis crónica, por la constante presión de escapar del confinamiento; enfermedades dermatológicas, cuando carece de un lugar para resguardarse del sol y la lluvia; atrofia muscular, cuando no tiene actividad física, dietas adecuadas o pasa toda su vida atado o confinado, ahorcamiento o asfixia, que lo lleva a la muerte indica Hernández.
Entre las secuelas psicológicas de su confinamiento está el aumento de agresividad y estrés, al no poder huir, por lo que toman conductas de ataque; inseguridad y miedo; conductas neuróticas, por la falta de socialización con personas, animales y objetos; conductas obsesivas compulsivas, como lamido excesivo en patas y cola, arrancadura de cabello o ingestión de piedras, platos o correas.
Beneficios
Cuando el animal vive dentro de casa o en un lugar adecuado, se le facilita a los dueños percibir conductas anormales causadas por enfermedad, así como tener mejor control de su alimentación. Se favorecen los vínculos afectivos, indica Hernández.
Estudios demuestran que los perros que están bien socializados son propensos a aprender con mayor rapidez, son capaces de adaptarse con mejor eficacia a las situaciones nuevas y tienen temperamento más tranquilo, amoroso y obediente.
Los beneficios también son para el humano. Se ha demostrado que los animales de compañía, como el perro, ayudan a reducir el estrés, especialmente en personas con depresión. Cuando el animal es parte de una manada, se siente incluido y feliz, y un perro feliz es saludable.
Los amos deben comprender que los animales son seres vivos que tienen necesidades de movimiento, protección del clima, alimentación, agua y cuidados veterinarios.
Hay que educar a los niños en la compasión y la empatía hacia los animales al preguntarle ¿cómo te sentirías si toda tu vida la pasaras amarrado a un poste debajo del sol, soportando frío, hambre y soledad?, concluyen Girón y Hernández.
Es una crueldad tener encadenado al animal. Los perros y otras mascotas responden a rutinas o hábitos que hay que atender, añaden.
Consejos
- Para evitar encadenar o aislar a los perros, es responsabilidad del amo tomar las siguientes medidas.
- La castración ayuda a que los canes no marquen territorio.
- Enseñarles a hacer sus necesidades en lugares adecuados —patio, terraza, periódico o en la calle y, posteriormente, recoger las heces del suelo—.
- Cuando el can necesite alta demanda de actividad física, tener tiempo para pasear y jugar con él cada día para que canalice su energía y no haga travesuras.
- El espacio apropiado para el can debe permitir que se refugie de las inclemencias climáticas, caminar y recostarse, mostrar su conducta normal, alimentarse y beber agua, alejado del lugar donde hace sus necesidades. También debe interactuar con la familia varias veces al día.