Aunque una persona haya egresado y trabajado en cargos de cierta profesión, no quiere decir que su carrera estará siempre en esa área.
“A lo largo de nuestro camino podemos desarrollar distintos gustos, por lo que es común encontrarnos con nuevos intereses mientras crecemos. Por lo tanto, no es extraño que alguien quiera cambiar de profesión aún cuando lleva bastante tiempo dedicándose a eso”, comparte la psicóloga clínica Inés Zepeda.
La especialista agrega que esto también puede deberse a la susceptibilidad en el reconocimiento de nuevos gustos por parte de las personas que no siempre tienen claras sus motivaciones.
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Franklin Espinoza, psicólogo industrial, opina que el deseo por cambiar de profesión también se puede explicar desde momentos donde las personas se enfrentan con la realidad y ven desvanecerse las expectativas que tenían sobre sus trabajos. La falta de control sobre el cargo, y la evolución de las creencias, las preferencias, así como nuevas prioridades, también influye.
“De jóvenes nos vemos forzados a decidir a qué nos dedicaremos, pero nuestros pensamientos evolucionan. Es lógico cambiar de visión y que en el camino encontremos que la profesión elegida no era la correcta”, agrega el especialista.
Tanto Franklin como Inés coinciden en que no hay una edad específica para que este fenómeno suceda. Puede ser algo impredecible e incluso motivado por un cambio drástico en la vida.
No obstante, el psicólogo Espinoza apunta que las personas más susceptibles a este cambio pueden ser aquellas que no se informaron bien sobre la profesión y su aplicación, así como las que intentan quedar bien con terceras personas o quienes se orientan a satisfacer necesidades monetarias sobre la propia realización personal.
Hay actitudes que pueden dar a entender que se trata del momento de cambiar de profesión. De acuerdo con Franklin, algunas de ellas pueden ser: falta de motivación para asistir al trabajo, pesadez al momento de realizar tareas, tristeza, sentimientos depresivos o manifestar reacciones constantes de estrés.
Ante el deseo de cambiar de profesión
Querer un nuevo desempeño laboral puede ser fácil, pero lo complejo sería llevarlo a cabo y concretarlo. La decisión podría estar envuelta en sentimientos como la culpa, el remordimiento o el miedo.
De acuerdo con Inés Zepeda, la culpa es razonable ya que socialmente se cree que, al haber estudiado una carrera, esa debe ser estrictamente la que guíe el desempeño laboral toda la vida. “Pero se trata de una idea impuesta por la sociedad que nada tiene que ver con lo que pueda generarles mayor satisfacción y bienestar a las personas”, dice la psicóloga.
El remordimiento puede surgir en respuesta a una creencia que dicta que hubo tiempo “perdido” por trabajar en cosas que realmente no gustaban a las personas. Sin embargo, estas pueden verlo como la oportunidad que tuvieron para aprender nuevas cosas.
Por último, estaría el miedo. A propósito de este sentimiento, Inés explica que se trata de un método de protección normal del cuerpo, pero este no siempre debe ser malo. “Es normal actuar en cosas nuevas con miedo, pero esto al final nos hace pensar en todas las consideraciones positivas y negativas antes de tomar una decisión”, explica la especialista.
Franklin señala que el deseo por un cambio de carrera puede generar frustración ante los demás ya que la persona puede sentirse como alguien que no cumplir una meta en cierta profesión. Esto decantaría en emociones negativas. No obstante, el psicólogo recuerda que “todo cambio en la vida generará un proceso de duelo, aún sea para mejorar”.
Cómo responder al deseo del cambio
Inés Zepeda comenta que para aclarar que realmente se quiere cambiar de profesión es necesario enumerar por qué la persona eligió esa carrera profesional, también preguntarse si ese desempeño sigue siendo importante, y entender qué es lo que busca.
“Si todo responde a que se trata de lo que está haciendo, es porque va en dirección correcta y quizá esté cansada o frustrada, pero si no lo es, se debe plantear hacia dónde se quiere llegar”, explica.
Es importante acudir a las personas en círculos de confianza para buscar consejos, aunque la respuesta siempre la tiene cada persona. Asimismo, para aclarar la ruta de decisión también se pueden realizar exámenes vocacionales que ayuden a visualizar mejor las capacidades e intereses, dice Franklin Mendoza.
Lo más importante en estos procesos es entender qué es lo que más satisface a las personas. Si alguien toma la decisión de arriesgarse a cambiar de profesión quizá se libere de una carga social y psicológica para encaminarse a una realización personal, señala el psicólogo industrial.
De tomarse la decisión del cambio es necesario que la persona lo comunique a quienes dependen de ella, así como con quienes se relaciona puesto que el apoyo de su entorno es vital.
La psicóloga Inés apunta que también es importante la preparación para el cambio, ya que no todo surge de la nada. Se deben buscar oportunidades de aprendizaje y también de trabajo. “Hay que preparar la decisión. Solo así se puede acercar al cambio”, señala.
Ante el posible miedo que pueda surgir, es importante analizarlo y entender si es real o imaginado. Zepeda comenta que el 90% de los pensamientos que solemos tener no se vuelven realidad. Además, debe verse el temor como una herramienta para actuar. “Muchas veces el miedo consiste en aceptar que cambiamos”, apunta la especialista.
De igual manera, las personas deben procurar ser lo más honestas consigo mismas y aceptar sus capacidades, así como limitantes. Solo de esta forma se puede construir el éxito anhelado, concluye el psicólogo Franklin.
