Durante ese periodo de tiempo analizaron los datos relacionados con el estrés y la salud mental en este grupo que formaban parte del British Birth Cohort Study de de 7, 11, 16, 23, 33 y 42 años. Se encontró que las enfermedades psicológicas en la infancia, incluso cuando los trastornos mejoraron en la edad adulta, se asocian con un mayor riesgo de enfermedad cardiaca y diabetes, según el sitio abc.es
La investigación revela, por ejemplo, que las personas con angustia persistente durante toda su vida tienen un mayor riesgo cardiometabólico en relación con las personas que dijeron tener bajos niveles de estrés durante la infancia y la edad adulta.
Según la autora del trabajo, Ashley Winning, el estudio apoya la evidencia de que la angustia psicológica contribuye al aumento en el riesgo de enfermedad cardiovascular y metabólica y que estos efectos pueden comenzar durante la infancia.
Cada vez es más evidente que la adversidad en el entorno social del niño aumenta la probabilidad de desarrollar altos niveles de angustia. Por lo tanto, las estrategias de prevención y de intervención temprana deben centrarse tanto en el pequeño como en su entorno.
En un editorial en la revista, Alison Holman, de la Universidad de California-Irivine (EE.UU.), afirma que el estudio indica que, además de valorar los tradicionales factores de riesgo de la enfermedad cardiovascular como el tabaquismo, la obesidad, el colesterol elevado y la falta de ejercicio, habría que considerar otros.
“Al considerar a nuestros pacientes en un contexto social más amplio, el hecho de decirles que tienen que bajar de peso, dejar de fumar, comer una dieta mejor sin abordar la tensión o la angustia, se pueden estar favoreciendo conductas no saludables que en realidad puede ser contraproducentes», asegura Holman.