El aaí, la más conocida de estas “superfrutas” , que crece en una palmera del suelo amazónico, empezó a penetrar en Estados Unidos a principios de esta década cuando las revistas de comercio y consumidores calificaron positivamente sus propiedades vitamínicas.
Su elevada concentración de antocianina, pigmento que da al aaí el intenso color morado, al igual que la uva o el arándano, lo convierte en un potente antioxidante, sustancia que ralentiza el deterioro de las células del cerebro.
Con esta valiosa bandera publicitaria, las empresas estadounidenses y europeas no han perdido el tiempo en vender la baya como una dieta “milagrosa” para el rejuvenecimiento y el bienestar físico.
La desmesurada popularidad de esta fruta se refleja en las infinitas páginas web de venta de productos derivados del aaí, además de centenares de estudios supuestamente científicos que demuestran sus inigualables efecto positivos.
Entre 2004 y 2005, la venta de productos a base del fruto amazónico se multiplicó por siete, mientras que en 2008, las empresas metidas en el negocio lucraron US$106 millones con productos relacionados, según estudios de mercado de Spins, compañía especializada en productos naturales.
En Brasil, el aaí se ha convertido en un alimento común, disponible en cualquier esquina de las calles de grandes ciudades como Río de Janeiro o Sao Paulo, y generalmente servido como sorbete, acompañado de cereales o mezclado con guaraná, otra joya de la selva amazónica.
De propiedades estimulantes, el guaraná es otra fruta que ha tenido éxito dentro y fuera de Brasil.
Conocido por su alto poder energético, el guaraná se encuentra más comúnmente como gaseosa, aunque también se vende en polvo o en barras de cereales.
Brasil, el tercer exportador agrícola del mundo, superado solo por Estados Unidos y la Unión Europea, es el único país que exporta guaraná, aunque su producción aún no satisface la creciente demanda internacional, según la Empresa Brasileña de Pesquisa Agropecuaria (Embrapa).
Entre las “superfrutas” de moda también se encuentra el cupuau, pariente cercano del cacao, y que se caracteriza por su sabor agridulce.
Al igual que el aaí, esta fruta es rica en proteínas y vitaminas, y es utilizada tanto como producto alimentario como componente de cosméticos, tales como cremas hidratantes, acondicionadores o aceites.
Sin embargo, el mercado internacional empieza a crecer más allá de las clásicas “superfrutas” , pues los habitantes de la Amazonía, que tienen una larga tradición de uso de plantas medicinales, han percibido las ventajas económicas que les pueden aportar las más de 200 especies de frutas disponibles en la selva.
Es el caso del estado de Rondonia (oeste) , una de las regiones más pobres de Brasil, que ve en esta tendencia internacional una oportunidad para impulsar la producción agrícola.
“Las buenas condiciones ambientales y la creciente demanda por frutas de la región amazónica acreditan la fruticultura como actividad económica de elevado potencial” , afirma un informe de la Embrapa, que aboga por la creación de cooperativas entre los agricultores y la venta de sus cosechas a un precio justo.
Debido a la creciente popularidad de los productos amazónicos, empresas de varios países tienen los ojos puestos en otros vegetales de nombres tan exóticos como burití, camu-camu y pupunha, que pueden conquistar con sus propiedades a los adeptos a la vida saludable.