“La mayoría de las personas asocian los infartos con los hombres; sin embargo, este y otro tipo de enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte entre mujeres y hombres en todo el mundo.”, dice Carlos Cano, gerente médico de Pfizer para Centroamérica y el Caribe (CAC).
Las cardiopatías, enfermedad que se da a través del estrechamiento de los pequeños vasos sanguíneos que suministran la sangre y oxígeno al corazón, son desde hace 20 años la causa principal de mortalidad en todo el mundo, según la Organización Mundial de la Salud. El número de muertes debidas a las cardiopatías ha aumentado desde el año 2000 en más de 2 millones de personas, hasta llegar a casi 9 millones de personas en 2019.
De acuerdo con el National Heart, Lung and Blood Institute (NIH), los ataques cardíacos se presentan como resultado de la enfermedad coronaria (un tipo de enfermedad cardíaca que se desarrolla cuando las arterias del corazón no pueden suministrar suficiente sangre rica en oxígeno al corazón). Estas no cumplen su función porque un material llamado “placa” se deposita dentro de las arterias y se produce una afección denominada “aterosclerosis”. El depósito de la placa ocurre en el transcurso de los años.
Con el tiempo, una zona de la placa se puede romper dentro de una arteria, haciendo que se forme un coágulo de sangre sobre la superficie de la placa. Si el coágulo crece lo suficiente, puede bloquear en su mayor parte o en su totalidad el flujo de sangre que pasa por la arteria. Cuando el bloqueo no recibe tratamiento rápido, la parte del músculo cardíaco alimentada por la arteria comienza a morir.
Otra de las causas de un infarto es cuando un coágulo sanguíneo obstruye una arteria estrechada por placa. El coágulo puede originarse en otra parte del organismo y ser transportado por la corriente sanguínea hasta la arteria estrechada, se lee en el sitio web del Texas Heart Institute.
Además, un espasmo de una arteria coronaria, que es una contracción que estrecha momentáneamente la arteria coronaria, también puede ocasionar un infarto. Este estrechamiento dificulta o interrumpe el flujo de sangre a ciertas partes del músculo cardíaco y puede producirse tanto en las arterias que tienen acumulación de placa como en las que no la tienen.
Factores de riesgo
“Sufrir un infarto es la punta del iceberg. Es decir, es el final de una serie de sucesos que ocurren en nuestro cuerpo, pero que no vemos y no les hemos prestado atención, por ejemplo, la hipertensión, diabetes mellitus, obesidad, colesterol y triglicéridos altos, entre otros factores”, comenta Iris Rodríguez, cardióloga expresidenta de la Asociación Guatemalteca de Cardiología y vicepresidenta actual de la Sociedad Interamericana de Cardiología Centroamérica y el Caribe Fellow del American College of Cardiology (ACC).
Lea también | Por qué vacunarse contra la gripe podría reducir el riesgo de infarto
Los principales factores de riesgo de un ataque al corazón se pueden controlar, ya que estos están relacionados a los hábitos saludables que tenemos en nuestra rutina. Por ejemplo, tener la presión arterial y el colesterol alto, sobrepeso y obesidad, la falta de actividad física, malos hábitos de sueño y descanso de calidad, el azúcar alto en la sangre debido a la resistencia a la insulina o diabetes, así como tener el hábito de fumar.
Muchas veces, la obesidad, la presión arterial alta y el azúcar alto en sangre suelen presentarse juntos, por lo que se conoce como síndrome metabólico.
“Estos factores son modificables por medio de buenos hábitos y mejor estilo de vida como tener un mejor control de nuestro peso, disminuir el consumo de grasas saturadas y azúcares refinados, aumentar la actividad física y evitar el consumo de tabaco”, afirma la cardióloga Iris Rodríguez.
Existen otros factores que no se pueden controlar como los antecedentes familiares de enfermedades prematuras del corazón y la preeclamsia en embarazadas. Asimismo, destaca la edad, específicamente, los hombres tienen más riesgo de sufrir un infarto u otra enfermedad cardiovascular después de los 45 años, mientras que en las mujeres hay más posibilidad a partir de los 55 años debido a que se produce menos estrógeno después de la menopausia.
Las mujeres pueden tener un riesgo más alto de desarrollar una enfermedad coronaria si sufren endometriosis, diabetes gestacional, menopausia precoz, preeclampsia y síndrome de ovario poliquístico.
Los infartos también pueden asociarse con la insuficiencia cardíaca y las arritmias. La primera consiste en una enfermedad en la que el corazón no bombea suficiente sangre para ayudar a las necesidades del organismo, mientras que las arritmias son latidos irregulares.
¿Cuándo ir al médico?
No todas las personas que sufren ataques cardíacos tienen los mismos síntomas o presentan síntomas con la misma gravedad. Por ello es importante saber identificar las primeras señales de un ataque cardíaco ya que de esta forma puede salvar su vida y limitar el daño que sufrirá el corazón.
Entre los síntomas se encuentra:
- Molestias o dolor en el pecho: Consiste en presión que causa incomodidad, opresión, sensación de llenura o dolor en el centro o el lado izquierdo del pecho, que puede ser leve o intenso. Estas molestias duran más de unos minutos o desaparecen y vuelven a aparecer.
- Molestias en la parte superior del cuerpo: Puede ser en un brazo o en ambos, en la espalda, cuello, mandíbula o la parte superior del estómago.
- Dificultad para respirar que puede presentarse con las molestias del pecho o antes de estas.
- Náuseas, vómito, aturdimiento leve o mareo súbito, y sudor frío.
El dolor tipo angina, que inicia al hacer un tipo de esfuerzo, suele presentarse en el centro o al lado izquierdo del pecho, de forma intermitente o durante unos minutos, y puede extenderse al brazo, hombro, a la espalda o al cuello. Sin embargo, en ocasiones, el dolor también puede asemejarse a un malestar estomacal (acidez), a un ardor en la región superior del abdomen o a indigestión, provocando que los pasen por alto estos síntomas y terminen padeciendo un ataque al corazón.
“Muchos pacientes antes de sufrir un infarto recuerdan haber tenido meses atrás dolor torácico que lo notaron al hacer esfuerzo y que al dejar de hacer la actividad el dolor cedía, ese dato es importante porque al aparecer el síntoma lo más importante es consultar al médico”, dice la cardióloga Iris Rodríguez.
Quizá le interese | Insuficiencia cardíaca podría ser más peligrosa que algunos tipos de cáncer
Si considera que puede estar teniendo un ataque cardíaco lo recomendable es que llame inmediatamente a un médico, ya que el tratamiento rápido puede salvarle la vida.
Confirmado el diagnóstico -a través de un electrocardiograma, pruebas de sangre o una angiografía coronaria-, el paciente deberá comenzar su tratamiento para restablecer el flujo de la sangre al músculo cardiaco, normalizar su pulso y facilitar la recuperación del corazón. “Dependiendo del caso, la persona podría recibir un medicamento trombolítico o someterse a una angioplastia coronaria, así como a la colocación de un stent o un bypass. Se ha comprobado que los fármacos trombolíticos elevan las tasas de supervivencia en personas que han padecido un ataque cardiaco, al administrarlos lo más rápido posible después del infarto”, acotó Cano.
Prevenir un infarto
Reducir los factores de riesgo para una enfermedad cardiovascular puede ayudar a prevenir un ataque cardíaco. Incluso, si ya sufre alguna enfermedad coronaria es vital tomar algunas acciones que prevengan un infarto.
Estas acciones en su mayoría incluyen cambios en el estilo de vida que sean saludables para el corazón, como llevar una dieta saludable: variada y balanceada, hacer actividad física por lo menos 30 minutos al día, dejar de fumar, controlar el estrés y mantener un peso saludable.
También es importante dar seguimiento a los problemas de la salud que aumenten la probabilidad de un infarto, como la diabetes, colesterol y presión arterial alta. Visitar al especialista y seguir el tratamiento indicado le ayudará a evitar un ataque cardíaco, así como obtener atención médica con regularidad. Así como hacer chequeos médicos constantes le hará saber si usted padece alguna enfermedad que pueda impulsar daños al corazón y se pueda tratar a tiempo.