La insulina es una hormona producida por el páncreas que ayuda a que la glucosa en sangre entre a las células de los músculos, grasa e hígado, en donde se usa para tener energía. La glucosa se obtiene de los alimentos, pero el hígado también la produce cuando la necesita, por ejemplo, cuando una persona está ayunando, explica el National Institute of Diabetes and Digestive and Kidney Diseases.
Cuando los niveles de glucosa en la sangre, también llamada azúcar en la sangre, aumentan después de comer, el páncreas libera insulina. Esta reduce la glucosa en la sangre para mantenerla en el rango normal.
“La resistencia a la insulina es cuando las células no responden normalmente a la insulina y por lo tanto no pueden captar el azúcar y la misma se acumula en la sangre”, dice Raúl Velasco, endocrino pediatra y presidente de la Asociación de Endocrinología Metabolismo y Nutrición de Guatemala.
El que las células no puedan absorber la glucosa provoca que los niveles de azúcar en sangre sean más altos de lo habitual, pero no tanto como para diagnosticar diabetes, por lo que se considera una “prediabetes”. La mayoría de las personas con resistencia a la insulina tienden a, un tiempo después, tener diagnóstico de diabetes tipo 2.
Síntomas de resistencia a la insulina
Según Velasco, no hay síntomas por la resistencia a la insulina, pero se detecta por un signo clínico muy importante llamado Acantosis Nigricans, que es cuando la piel se torna obscura aterciopelada en el cuello y pliegues del cuerpo, como las axilas.
La relación entre la Acantosis Nigricans o Acantosis Pigmentaria y la resistencia a la insulina reside en los efectos que tiene este exceso de insulina en el organismo. Los niveles elevados de insulina en la sangre estimulan la proliferación de queratinocitos y fibroblastos en la piel, células que en crecimiento excesivo conducen a la hiperpigmentación y al engrosamiento característicos de la Acantosis Pigmentaria.
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Además, la insulina tiene un efecto de promoción del crecimiento en diversos tejidos del cuerpo, incluyendo la piel. Cuando hay una resistencia a la insulina, los niveles de esta hormona en el torrente sanguíneo son elevados, y este exceso de insulina puede actuar sobre los receptores de insulina en la piel, resultando en un engrosamiento y oscurecimiento de esta, se lee en el texto Acantosis nigricans, de la Clínica Universidad de Navarra.
Factores de riesgo
La resistencia a la insulina se diagnostica midiendo los niveles de insulina en la sangre. Es importante visitar a un médico para hacer este chequeo si se tiene sobrepeso u obesidad, especialmente cuando el peso extra está alrededor del diafragma. Cuando se tiene el hábito de fumar, problemas para dormir, hipertensión y poco, dice Eduardo Ortiz, médico internista.
“Todos podemos tener resistencia a la insulina, si tenemos sobrepeso u obesidad el riesgo es mayor. Hay otros factores que nos hacen susceptibles, como el sedentarismo, ser mayor de 50 años, ascendencia latina y tabaquismo”, añade Velasco.
Tratamiento
La resistencia a la insulina se puede revertir con cambios positivos en el estilo de vida, como tener una alimentación sana y balanceada, y hacer ejercicio. Este, después de ser prescrito debe ser moderado a intenso.
También se recomienda evitar alimentos ultra procesados y los que contengan azúcar refinados y exceso de sal. Es preferible los que tengan índice glucémico bajo. Los alimentos que se recomiendan son frutas, verduras, legumbres, carnes blancas y aceite de oliva. Su preparación, de preferencia, que sea cocida, hervida al vapor o a la plancha.
El tratamiento para revertir esta resistencia también incluye medicamentos como la metformina.
