Pero su pasión no quedó ahí. Este experto en el cuidado de perros y gatos, decidió especializarse en cardiología, motivado por la curiosidad que le generó el hecho de que un órgano tan pequeño, como el corazón, pueda mantener algo vivo durante tanto tiempo.
Los tratamientos que ofrece sirven para reducir la presión arterial, reducir cantidad de líquidos que retengan los animales y para mejorar la forma en que bombea el corazón.
“En Guatemala no tenemos acceso a todos los tratamientos quirúrgicos que se pueden hacer en el extranjero, pero nosotros hemos hecho drenajes con agujas del pericardio (bolsa donde está metido el corazón), guiados por el ultrasonido”, comenta el especialista y explica que la acumulación de líquidos en esa área puede provocar la muerte del paciente.
“Cuando un propietario dice gracias desde el fondo de su corazón, eso es lo más gratificante”.
“La enfermedad más común que puede padecer un gato es que el corazón se engrose y no bombee lo suficiente… En cuanto a los perros, la mayoría de razas pequeñas tienden a sufrir problemas de válvula (estructuras que controlan el flujo de sangre) y en un 99 por ciento de estos casos también se detectan soplos (ruido que hace la sangre al pasar por un defecto)”.
En un examen clínico se evalúa la boca, orina, el corazón, locomoción y dolor del animal. Al detectar una alteración, se emplean métodos complementarios como un ultrasonido del corazón, un electrocardiograma y se graban auscultaciones (exploración de sonidos que produce el organismo) para ver la secuencia de la evolución del paciente.
“Son cosas en las que nos tardamos a veces mucho, hay que ser minucioso con ese tipo de afecciones porque una cosa degenera a otra. Hay que hacer un análisis integral”, añade.
Decisiones difíciles
Como parte de las responsabilidades que conlleva esta profesión, debe determinar cuando un paciente está sufriendo demasiado y es mejor “ponerlo a dormir”.
“Acabamos de poner a dormir a un gatito al que le falló el corazón y los riñones al mismo tiempo. Otro caso ocurrió hace cuatro meses, fue un gato con tumores en el tórax que se asfixiaba por los líquidos que retenía”, relata.
“A veces, ciertos casos son frustrantes, porque se tiene el diagnóstico pero aquí en Guatemala no hay medios para tratar a todos los animalitos”.
A pesar de ello, su mayor satisfacción se da cuando sus pacientes se recuperan.
Pacientes peculiares
Gracias a su experiencia en esta rama de la veterinaria, lo visitan pacientes de diversos sectores del país. El más lejano es un perro que viaja desde Huehuetenango hasta la clínica Pet a Vet, ubicada en la zona 7 capitalina, para darle seguimiento a sus problemas del corazón.
El perro más anciano al que atiende es un chihuahua de 19 años, que a pesar de tener un soplo en el corazón, se mantiene estable gracias a medicamentos y controles periódicos.
“Tengo un paciente al que yo veía a los papás hace más de 15 años, es el único que queda de la camada. Es un perro que para nosotros es muy significativo, porque lo conocemos desde siempre”.
Reconoce que a pesar de sus conocimientos del trato que se debe dar a las mascotas ha recibido mordeduras y aruños, la mayoría a causa del nerviosismo de estos.
Monitoreo de Gestación
El veterinario también hace monitoreo de gestación con ultrasonido para determinar cuál es el día más probable del parto de la mascota, cesáreas cuando las solicitan o en caso de emergencia.
“No podemos ver sexos porque son muy pequeñas las estructuras, no podemos aventurarnos a decir: vienen tantos machos o hembras”, aclara.
“Lo que no atiendo son partos, porque la mamá se estresa mucho y eso aumenta la tasa de mortalidad. Es mejor que los tenga en su casa y los monitoreamos por teléfono”.