1. Puntualidad. Constituye un gesto de cortesía y buena educación que se debe tener hacia los anfitriones y demás invitados. Llegar tarde puede suponer una molestia. Tampoco es correcto llegar antes de la hora fijada. Los anfitriones siempre conceden un tiempo de cortesía a los invitados que están acostumbrados a atrasarse.
2. Vestuario. Como suele ser habitual, en la mayoría de las invitaciones privadas no se suele indicar el tipo de vestuario. En estos casos, hay que vestir de forma adecuada, sin tratar de destacar pero tampoco pasar demasiado despercibido.
3. Regalos. Cuando se habla de fiestas y celebraciones particulares es habitual llevar un detalle a los anfitriones, así como a sus hijos. Simplemente es demostrar el agradecimiento por la invitación, no hay nada más que demostrar. El obsequio debe entregarse en el mismo momento en que les reciben los anfitriones. No hay que presumir ni contar a los demás invitados lo que se ha regalado a los anfitriones.
4. Saludos y presentaciones. Los anfitriones son los encargados poner en contacto a los invitados entre si y abrir o participar en las conversaciones. Un buen invitado debe ayudar a “hacer fácil” esta tarea, colaborando con él.
5. Comportamiento general. Un invitado educado debe ser moderado a la hora de hablar, de beber, de comer o de opinar. La prudencia debe ser la regla a seguir como norma de comportamiento. Si se le suma un poco de sentido común y amabilidad, será un invitado ejemplar. Agradecer cualquier detalle, pedir disculpas por cualquier error o accidente que tenga, por pequeño que sea.
6. Despedida. Si la fiesta es multitudinaria, al menos despídase de los anfitriones. Si son pocos los invitados, hay que ser educados y despedirse de todos los invitados. La despedida debe ser breve. No hay que ser de los invitados que “se están marchando”, pero no terminan de irse.
Tampoco los que entretienen a los anfitriones a la puerta de casa durante mucho tiempo. Es un detalle de cortesía agradecer a los anfitriones la invitación y las atenciones recibidas a la hora de despedirse. Esto no excluye dar las gracias posteriormente de forma verbal, o enviando unas flores.