Luego de responder el test, se deben sumar los puntos de las respuestas y valorar en qué lugar se posiciona cada progenitor y actuar en consecuencia, explica el sitio abc.es
A continuación, las preguntas:
¿Gritas a tus hijos y a tu pareja?:
—Nunca 4
— A veces 3
—Sólo a mi pareja 2
—Siempre 1
¿Dejas que tus hijos tomen sus propias decisiones?:
— No creo que deban tomar sus decisiones siendo pequeños 1
—Depende del día que haya tenido 2
—Todo lo que tenga que ver con sus cosas 3
— Sí, a no ser que sean decisiones puramente del ámbito adulto (pedir una préstamo, por ejemplo) 4
¿Utilizas los castigos como herramienta educativa?:
—Nunca 4
—Utilizamos premios 3
—Si han hecho algo muy malo 2
—Siempre 1
¿Existen unos límites respetuosos en tu casa?:
—Sí, y consensuados 4
— Sí, muchos 3
—Sí, pero no son consensuados ni dialogados 2
—No hay límites, es un caos 1
¿Dices la palabra No muchas veces a tus hijos?:
—Solo cuando es absolutamente necesario 4
—Cuando creemos que algo no es correcto 3
—Bastantes veces al día, porque no nos hacen caso 2
—Todo el día tengo el No en la boca, pienso que es necesario 1
¿Compartes un rato diario de juego, extenso, con tus hijos?:
—Sí, varias veces al día 4
— Sí, todas las veces que mi tiempo me lo permite 3
—Durante el fin de semana que tenemos tiempo 2
—Nos faltan horas a los días para poder jugar con ellos 1
¿Te pones en el lugar de tus hijos diariamente?:
—Sí, siempre empatizo con ellos 4
—La mayoría de las veces 3
—Lo intento, pero no lo consigo 2
—Pienso que no es necesario para educar 1
¿Pides perdón a tus hijos?:
—Sí, siempre que cometo errores 4
—Cuando creo que tengo yo la culpa 3
—Depende del momento 2
—No creo que se le tenga que pedir perdón a los hijos 1
¿Te preocupas por saber qué le gusta y/o apasiona a tu hijo?:
—Claro 4
—Le observo en sus inquietudes 3
—Cuando tengo tiempo 2
—Pienso que no hace falta, ya que los padres ya lo sabemos 1
¿Realizas visitas a museos, musicales y teatros de manera regular?:
—Sí, y decidimos entre todos el lugar al que iremos 4
—Sí, aunque nosotros tomamos primero la decisión de dónde ir 3
—Rara vez, ir con ellos es un jaleo 2
—No son sitios para niños 1
Resultados:
40 puntos: ¡Felicidades!, vas por el buen camino. Sigue así.
De 31 a 40 puntos: ¡Muy bien! Se nota que te preocupas por dotar de una buena educación a tus hijos. No pierdas tu objetivo, continúa.
De 21 a 30 puntos: Van habiendo cosas con las que no te sientes a gusto y empiezas a cambiar tus herramientas educativas. No decaigas.
De 11 a 20 puntos: Has leído algo y te interesa respetar a tus hijos, pero no sabes cómo hacerlo.
10 puntos: Necesitas abrir tu mente, probar poco a poco nuevas herramientas respetuosas y cambiar las que tienes en casa. Todo mejorará y seréis más felices.
Según Tania García, en la educación respetuosa todos son beneficios. El primero de ellos es la felicidad. “Parece lógico —asegura— pero un niño al que se le grita, pega, insulta, castiga, se le obliga a pensar en un rincón… no es feliz. Ni él, ni el que actúa con él así”, explica García.
“Por tanto, si educamos de manera respetuosa, todos somos felices, nos sentimos bien con nosotros mismos y con el prójimo. Se respira un ambiente generalizado de amor y tranquilidad que guía nuestro día a día”, apunta esta educadora.
La educación respetuosa también motiva la autoestima. Cada vez son más las familias que llevan a sus hijos desde bien pequeños a profesionales para que superen sus problemas con su percepción de sí mismos. «Educando desde el respeto —puntualiza la fundadora de Edurespeta—, fomentamos que nuestros hijos se quieran por encima de todo (sin caer en el error del egocentrismo), se respeten y se conozcan».
Los niños educados con respeto son además sociables porque les gusta relacionarse, conocer gente nueva, charlar, estar con muchos tipos diferentes de personas, dar las gracias si sienten que deben darlas, besan si sienten que quieren besar y un gran listado de cosas sociables. Ellos sienten esa seguridad, esa amabilidad intrínseca, ese respeto hacia los demás.
La confianza es otro de los valores añadidos. En casa de una familia que educa con respeto, nos sentimos en libertad para decir y hacer lo que sentimos, con total confianza. No hay miedo a ser juzgado, ni insultado, ni castigado, ni a que se rían de nosotros… Hay confianza plena entre todos los miembros.
Según señala Tania García la sumisión es una de las peores cárceles que pueden llegar a tener las personas, y de las que es muy difícil salir. “Los comienzos de la sumisión se dan en la infancia, en cómo nos eduquen. Si nos educan bajo la obediencia ciega y el miedo, vamos integrando esto en nuestra personalidad. Posteriormente seremos personas sumisas con las parejas, con los amigos, con nuestros jefes. Cuando educamos con respeto, educamos niños sin miedo a nadie, sin sumisión. En la vida respétate a ti mismo, para que te respeten, respeta a tu hijo, para que sea respetado y para que se respete a sí mismo. Es un círculo en constante rotación”, refiere.
Esta educadora también explica que la tolerancia es un valor poco trabajado hoy en día. Si queremos que nuestros hijos toleren —es decir; respeten las ideas, creencias o maneras de los demás—, solo tenemos que educar desde el respeto y la tolerancia.
Otra de las ventajas de educar en el respeto es que se logra una fácil resolución de conflictos: “El conflicto forma parte del aprendizaje de la vida, el caso es que no se convierta en violencia ni en una situación desagradable, sino que se reflexione y se aporten soluciones que hagan sentir bien a todos”, añade.