Según Ester Serrano, de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria “los niños que están acostumbrados a leer o a que les lean, adquieren fácilmente vocabulario y capacidades para el desarrollo del lenguaje. Se sentirán más seguros en el colegio tanto en la lectura como en el habla ante sus compañeros, mejorarán su rendimiento, aumentarán su capacidad de concentración, de análisis y de interpretación de los textos”. Y los beneficios se prolongarán hasta la adultez, según el sitio abc.es
Mientras leemos se estimulan las conexiones entre neuronas y otras áreas como la retina y la corteza cerebral visual del lóbulo occipital del cerebro, al tiempo que se aumenta la llamada “reserva cognitiva”, lo que retrasa y previene la pérdida de la memoria. Es un factor de protección de las enfermedades neurodegenerativas».
El problema, de acuerdo con José María Lucía, socio fundador de Educandoo.com, es que solo entre un 30-35 por ciento de los padres están implicados en la lectura con sus hijos y a medida que avanzan en edad estos hábitos se pierden.
Por ello, propone que estos hábitos los adquieran desde pequeños para que los interioricen para toda la vida, al comenzar con una lectura diaria de cuento antes de dormir. “Los padres deben servir de ejemplo y leer, pero si no son lectores habituales, pueden llevar a sus hijos a bibliotecas y disfrutar ojeando libros juntos y seleccionando un buen título. Además, es muy positivo regalarles un libro ante un buen comportamiento, como premio, para alejarles de la idea de que la lectura es una obligación”, refiere Lucía.
Sven Huber, socio fundador de Boolino, añade que para que no pierdan el hábito durante la adolescencia se les puede proponer un libro de ciencia ficción o cómics, que aunque resulten menos educativos, los hay de gran calidad y les invita a la lectura, lo que les ayudará a combatir el estrés de una época de muchos cambios vitales y luchar contra el aburrimiento propio de estas edades.
Errores de los padres
- Obligarlos a leer contra su voluntad. Sustituir el tiempo de otras aficiones por la lectura. Leer debe ser una afición más y hay que encontrar su tiempo entre las rutinas diarias. No debe ser solo una tarea escolar.
- Imponerles las lecturas que les gustan a los padres y criticar las suyas.
- No tener en cuenta la edad y maduración de los niños.
- Empeñarse en excluir las nuevas tecnologías frente a la lectura tradicional. Se pueden compatibilizar.
- Corregirles si no leen perfectamente.
- No compartir la lectura con ellos.
El sitio Boolino explica qué libros comprar y cómo utilizarlos correctamente para generar el gusto por la lectura de los más pequeños de la casa:
Hasta los 6 meses
-Libro concreto, imágenes grandes, materiales como tela, vinilo, cartón.
-Los padres se involucran al máximo, son los responsables de crear el momento de lectura. Se pueden fabricar los libros con fotografías.
-Libros que incorporen de una a cuatro palabras por página.
De 6 a 12 meses
-Libros para desarrollar las habilidades de motricidad física, para tocar y manipular, o que emitan sonidos.
-Libros con solapas. A los 8 meses descubren y recuerdan el cambio de una página a otra.
-Incorporar frases repetidas, rimas y onomatopeyas.
-Padres: leer con musicalidad, cuidar el tono, la entonación de la lectura. Los niños a partir del año decodifican el lenguaje, a los 8 meses todavía no.
De 1 a 2 años
-Se empieza trabajar la adquisición del lenguaje, la codificación. Momento de introducir la narrativa sencilla con inicio, nudo y desenlace.
-Libros informativos sobre conocimientos del mundo que les rodea o rutinas (lavarse los dientes o vestirse)
-Padres: leer en voz alta y lentamente, con claridad, para que vaya entendiendo el lenguaje. Repetirles las historias, a los niños les gusta la repetición porque pueden predecir.
De 2 a 3 años
-El niño hace uso del lenguaje pero habla sin claridad, se recomiendan abecedarios.
-Introducir el álbum ilustrado.
-Etapa en que se despierta la fantasía.
-Libros de sentimientos para trabajar autoconocimiento y autocontrol.
-Libros informativos: etapa del “por qué”.
-El padre tiene que posicionarse cada vez más en un rol dialogante. Ya no lleva todo el peso narrativo. Importancia de hacer preguntas al niño sobre las lecturas. Diálogo.
De 4 a 6 años
-Libro como herramienta educativa para trabajar la interacción hijos-padres.
-El padre va dejando paso cada vez más al niño como conductor de la lectura, fomentar que el niño lidere la lectura y decida las pausas y las repeticiones.
De 6 a 8 años
-Etapa en que el niño aprende a leer. Debe ser la base de su competencia lectora y de sus futuras habilidades lectoras.
-Combinar libros de conocimiento y álbum ilustrado.
-El padre paulatinamente pasa a tener el rol de escuchar, sigue leyendo pero debe dejar que el niño empiece a leer por sí mismo. El niño debe empezar a elegir sus lecturas y los padres pueden preguntarle por qué las elige. Se fomenta la interacción y la capacidad de pensar.
De 8 a 10 años
-Sumar al álbum ilustrado y al libro de conocimiento las primeras lecturas que contengan más texto. Primeras novelas.
-Se incrementa el rol de escucha por parte de los padres. El niño puede pedir que se le sigan leyendo libros o cuentos. Cuando el padre lee debe involucrar al niño, al hacerle preguntas.
De 10 a 12 años
-Libros de temática diversa, intentar ampliar al máximo el alcance de los temas con los que el niño está en contacto.
-Los padres deben conectar las lecturas que el niño elige y otros tipos de ficción o situaciones de la vida real.
-Padres: se va dejando de lado el rol de escuchar durante la lectura en voz alta del niño y se dialoga. Se debe preguntar al niño por la lectura anterior y dejarle leer a su ritmo.