También le puede interesar
La oferta de cascos, marcas, colores y sistemas ha aumentado en los últimos años. “Especialmente en términos de seguridad, aerodinámica, aeroacústica y calidad, los cascos modernos ya no pueden compararse con los más antiguos”, afirma Jörg Lohse, redactor jefe adjunto de la revista especializada alemana “Motorrad”.
Aunque el principio básico sigue siendo el mismo, es decir, espuma amortiguadora en el interior y una carcasa dura en el exterior, los materiales han cambiado radicalmente. “Los cascos modernos absorben mejor los impactos, tanto a alta como a baja velocidad. También son más silenciosos y cómodos de llevar”, explica Lohse.
Además, los distintos fabricantes ofrecen diferentes modelos y ajustes, por lo que los motoristas siempre encontrarán uno que se adapte mejor a sus necesidades. “El ajuste es decisivo. Un buen casco debe adaptarse bien y ser cómodo, como una zapatilla de deporte”, enfatiza Lohse, y aconseja probar el casco y dar una vuelta con él antes de comprarlo. Muchos distribuidores ofrecen para este fin cascos de prueba.
Lohse explica que, aunque existen tallas estándar, los cascos varían de tamaño, ya que el acolchado interior puede tener formas diferentes. El experto añade que la aeroacústica solo puede comprobarse durante la conducción, y que, como cada moto produce turbulencias de aire diferentes en el casco, los interesados deben probarlo para comprobar las vibraciones y el ruido. “El casco no debe sacudirse ni vibrar y la visera debe cerrar bien”, advierte.
Los motociclistas también deben prestar atención al menor peso posible y a las normas vigentes en su país o región. También son importantes la doble visera antiempañante y los parasoles, los cuales permiten una buena visibilidad incluso en malas condiciones de luz.
La seguridad activa también incluye un campo de visión amplio, una buena ventilación que garantice confort y un peso reducido que no produzca fatiga.
Entre alguna de las marcas conocidas se encuentran Arai, Shoei, Bell, Nolan, Levior, HJC, X-Lite, Shark y Schuberth. Ducati y Harley-Davidson hacen fabricar sus propios cascos, Harley-Davidson desde 1958.
BMW Motorrad, la división de motocicletas de la alemana BMW, inició en 1975 una cooperación con el fabricante de cascos Römer e incluyó en su gama el llamativo casco naranja de la marca.
“Paralelamente, BMW desarrolló nuevos cursos de formación para pilotos y, a partir de 1978, comenzó a diseñar ropa y accesorios. Además, en 1981 introdujo un nuevo tipo de casco: el casco abatible”, informa el director de archivo de BMW, Fred Jakobs.
La idea básica del Systemhelm I era combinar la comodidad de un casco jet abierto con la seguridad de un casco integral. La mentonera móvil podía retirarse hacia arriba y dejar la cara al descubierto, por lo que la nueva variante fue muy bien acogida por usuarios de gafas y fumadores.
El Systemhelm I contaba con un dispositivo especial de bloqueo que permitía fijar la mentonera en la parte superior para usar el casco abierto. En caso de necesidad, la sección de la barbilla podía desmontarse fácilmente.
La desventaja: los cascos eran más pesados y grandes que los cascos integrales convencionales. BMW patentó el sistema y fue fabricante exclusivo durante 20 años. La séptima generación del casco abatible sigue formando parte de la gama de accesorios de la firma de Baviera, y el año próximo saldrá una nueva.
A la hora de elegir entre los distintos tipos —cascos jet, abatibles o integrales—, Jörg Lohse considera que los cascos abatibles o los integrales son especialmente seguros. La ventaja del casco abatible es que el campo de visión puede ampliarse según la situación y es más fácil ponerse y quitarse el casco. Por otro lado, cuando está cerrado puede proporcionar la misma protección facial que un casco integral.
En su opinión, el sistema de fijación más sencillo y seguro en el mentón es el de doble anilla en D, porque el casco queda bien ajustado cada vez que se cierra. Para ello, el motociclista tira de una correa a través de dos ojales para que esta quede bien ceñida.
El experto recomienda que los conductores frecuentes cambien el casco cada tres a cinco años, mientras que los conductores ocasionales deberían hacerlo cada cinco a siete años. Después de un accidente, el casco debe ser sustituido; también si este se cae al suelo, aunque sea desde poca altura.