Lo cierto es que mientras se crece y a cualquier edad el tiempo frente a las pantallas es mejor disminuirlo. La Organización Mundial de la Salud recomienda a los padres que los bebés menores de 2 años no pasen tiempo frente a la pantalla y no más de una hora al día para los de 2 a 4 años.
A lo largo de la vida, la tecnología trae grandes ventajas, al saber utilizarla, y también problemas cuando se abusa de ella. En este último punto, los niños podrían no dormir lo suficiente, tener retrasos en el aprendizaje, obesidad, problemas de conducta, por mencionar algunas complicaciones y es una realidad que no queda fuera de los adultos.
Es posible conseguir una mejor relación entre vida saludable y tecnología. Los especialistas dan algunos consejos para ayudar a los padres o adultos responsables para que los niños comiencen con buen pie su vida saludable y se trata de buscar espacios para tener actividades para divertirse y reír.
Los expertos hablan que jugar es una de las actividades que más relaja y no tiene una edad para disfrutar de estos momentos para divertirse y por qué no pasarlo bien.
Nos gusta jugar
En 2022, la Fundación Lego hizo una encuesta con cerca de 57 mil personas. El estudio preguntó qué piensa el mundo (y los niños en particular) sobre el juego. Llegaron respuestas de 35 países y hablaron tanto padres como hijos.
La mayoría de los niños dijeron que jugar los hace sentir más felices y olvidarse de las preocupaciones de la escuela. Más del 90% de los padres creen que el juego también los hace más felices y ayuda a toda la familia a relajarse.
Así que ese es un buen punto de partida para reconocer que a cualquier edad el juego puede ser beneficioso. “No existe una forma incorrecta de jugar. Eso libera a los niños para que prueben cosas y piensen creativamente. Si algo no funciona, no importa” y esto permite de inmediato que si algo no funciona se intente de nuevo o se haga diferente. Una solución que puede ayudar en más de un problema en la vida.
El proyecto Juega Conmigo, de Child Fund Guatemala, está diseñado para fortalecer las prácticas de crianza lúdica y así promover el crecimiento y aprendizaje a través del juego en infantes de 0 a 4 años. María Fernanda Morán, especialista en incidencia de este programa explica que entre los beneficios de jugar con sus hijos está el mejorar su bienestar físico, emocional, pero no solo para los niños. Por ejemplo, en las mujeres madres podría llegar a disminuir la depresión posparto, dice la conocedora.
Unicef asegura que los niños que juegan habitualmente con sus progenitores tienen menos probabilidades de padecer tristeza, ansiedad, depresión, agresividad y problemas de sueño.
Más tiempo para jugar
Así que ese tiempo es una inversión en salud y aprendizaje. Las investigaciones han demostrado que jugar ayuda a niños y adultos a no caer en el estrés.
Uno de los primeros puntos es reconocer el entorno, acompañar a los niños y dejarlos explorar su mundo, ofrecerles la oportunidad de salir al jardín o al patio, tocar las diferentes texturas de la naturaleza, la tierra, el agua y conocer aquello que les rodea, dice el pediatra Edgar Beltetón.
El tiempo estimado por día para que estén en movimiento dentro o fuera de casa según un informe de la OMS es de tres horas al día, así que juntos podrían aprovechar un espacio para compartir en este descubrimiento
En fines de semana o días de descanso visiten parques cercanos o sitios interesantes en los que puedan caminar y explorar. Los viajes también son una actividad de impacto en este sentido.
En casa
El juego tiene que ser alegre, socialmente activo, interactivo y también tiene que ser significativo y tener un sentido para los niños.
Por su parte, Linda García, gerente del proyecto y Carolina Rosales, oficial de educación inicial, de Juega Conmigo, agregan que una actividad cotidiana puede convertirse en un juego. “Doblar la ropa podría ser divertido, por ejemplo, tomando el tiempo para ver quien la separa primero por colores o tener otras dinámicas para pasarla bien y fomentar el aprendizaje”, agrega García.
Las expertas agregan que una de las limitantes en Guatemala es que algunas familias no cuentan con recursos para comprar juguetes, libros u otras modalidades, pero existen diferentes actividades que pueden reforzar las áreas del desarrollo del niño, entre ellas la creación de juguetes propios con materiales reciclados, o bien el crear juegos en los que se cante o se cuenten historias, incluso tomar un momento para que según la edad, cocinen entre todos los integrantes de la familia.
Hablar con ellos también es positivo, cuando se les describe a los más pequeños qué pasa, ellos van reconociendo palabras y aprendiendo. Por ejemplo, se sugiere bañar a los más pequeños y explicarles que se está aplicando champú en su cabeza, que se utilizará jabón y los detalles para que vayan reconociendo su cuerpo. Las palabras amorosas o los halagos influyen positivamente en ellos y brindan un momento agradable.
Cuando se les da de comer a los bebés también es recomendable decirles el nombre de las frutas, vegetales, sabores y otros detalles que los hace ser más consciente de aquello que está frente a ellos. “Mientras más interacción tiene la mamá y/o papá con su hijo más se asegura que su hijo está aprendiendo porque su cerebro se está formando y las neuronas se están conectando”, agrega Rosales.
Lo anterior podría aplicarse a utilizar todo el entorno a favor, describir animales, plantas, árboles y otros aspectos que están en el lugar.
Rosales agrega que algunos padres consideran que jugar es una pérdida de tiempo, pero por el contrario, ahora es más frecuente que los padres sí reconozcan los beneficios de este tiempo de recreación no solo para los niños sino para ellos también.
Y los adolescentes…
Plan Internacional menciona que a creatividad ayuda a los y las adolescentes a desarrollarse, comunicarse y entender el mundo.
Los juegos y las risas también ayudan a los adolescentes a superar situaciones estresantes; así como comunicarse y a expresarse.
En esta edad se fortalece la autoestima y en estos momentos de interacción tienen un desahogo físico, mental y emocional.
“Todos los niños, niñas y adolescentes tienen derecho a jugar, a sentirse seguros y a que los vean y escuchen”, describe en el folleto llamado Risas y juegos, un manual con diversas actividades para esta edad.