¿Qué hacer de mi vida?
Todos, en algún momento, también nos hemos preguntado ¿Qué hacer con nuestra vida? Una interrogante muy humana que ahora se hace una joven madre, que, a muy corta edad, cayó en una encrucijada, de la que ahora no sabe cómo salir.
Es lamentable y preocupante, que existan tantos casos como el de esta madre, que hoy nos comparte una vivencia amarga y desconsoladora. Muchas adolescentes han pasado ya por esta dura prueba y claro, se arrepienten enseguida, porque la han pasado muy mal. Y es que el matrimonio y la maternidad son cosas muy serias que exigen responsabilidad y respeto.
No es un juego para niños,ni una aventura pasajera. Pero dentro de todo este drama, esta joven madre ha asumido su error y está respondiendo con sensatez. Le está haciendo frente a la adversidad y quiere levantarse con valentía. Pero en estos momentos, lo más importante es tomar una decisión firme y poner punto final, a una relación que no empezó bien y que a todas luces terminará muy mal. Sin temor debe acogerse a la ley y no dar marcha atrás.
Es importante conocer este caso para formarse un mejor juicio.
Esta es su historia: Tengo un hijo pequeñito el cual adoro, pero sé que lo traje al mundo antes de lo debido. ¡Tenía 17 años! Cuando supe que estaba embarazada fue como un baño de agua fría para mí, ya que no estaba previsto y no tomé precauciones. Pero acepté la irresponsabilidad y afronté las consecuencias.
¡Con el paso del tiempo empiezo a ver la realidad! No nos llevamos bien con el padre de mi hijo. Vivíamos con sus padres porque él no trabaja y los fines de semana se emborrachaba. Llegó al punto de golpearme frente a mi hijo. Han sido años de lucha para que ese hogar funcionara.
Cuando mi hijo tenía un año conseguí un trabajo, gracias a una amiga, y esto me ayudó mucho, pero seguían los problemas de celos, reclamos, inseguridad y agresión. No pude más y nos dejamos porque la violencia era más frecuente. Cuando él me quería golpear, yo me defendía, pero una vez mi hijo estaba viendo y sentí como que me desgarraba el alma su mirada.
Decidí, entonces, que no iba a permitir más sus abusos físicos, económicos y psicológicos y entablé una demanda de pensión alimentaria. Me cedió la custodia de mi hijo, aunque se estableció visita libre. Ha pasado un año y la demanda sigue en pie. Me ha intentado hacer daño, pero no se lo permito.
¿Pero cómo olvidar? Cómo dejar de pensar que la persona que amé, me llegaría a lastimar tanto. Cómo superar todo esto y manejar mi vínculo con él. Está mi hijo de por medio y pasarán muchos años que tendré que verlo.
Amiga, ¿cómo olvidar? No es fácil… Pero de lo que sí estoy segura es que una mujer valiente y con dignidad lo logra. Supera los obstáculos. De usted lo espero.