Esto confirma lo investigado en el 2009, cuando un científico de la Universidad Tecnológica de Viena, Georg Steinhauser, publicó una hipótesis sobre el ombligo en una importante revista científica. Una de las conclusiones fue de que es más común de que la pelusa se acumule entre hombres con gran cantidad de vello de mediana edad y aquellos que han ganado peso.
Por alguna razón Steinhauser recolectó la pelusa de su ombligo cada día durante tres años. Aunque insiste en que su nivel de higiene personal es bueno, su ombligo se llena da pelusa invariablemente cada día.
En total el investigador recolectó 503 muestras de su ombligo, cuyo peso combinado no llegó ni a un gramo. Pero Steinhauser no solo se limitó al peso, sino que también analizó la composición química de las muestras.
Steinhauser encontró, además de restos de su camiseta de algodón, polvo, restos de piel, grasa, proteínas y sudor.
Aunque Steinhauser y Kruszelnicki parecen haber sido los único investigadores obsesionados con sus respectivos ombligos, hay una investigación en curso con el fin de determinar mejor la diversidad de sustancias que nos podemos encontrar en estos recovecos.
La pelusa puede ayudar a mantener limpio el ombligo al recolectar las bacterias cuando se están formando.
Rob Dunn, investigador del Departamento de Biología de la Universidad de Carolina del Norte inició un proyecto llamado “Proyecto de diversidad del ombligo”.
¿Tiene bacterias?
En el 2011 Dunn y sus colegas recogieron muestras de más de 500 voluntarios en una conferencia científica en Carolina del Norte.
Pero esta vez no estaban interesados en la pelusa: querían saber más sobre los microbios que habitan el ombligo.
“El ombligo es uno de los hábitats que tenemos más cercanos, y, sin embargo, es uno de los más desconocidos”, aseguran los investigadores, por lo que se propusieron ver qué bacterias los habitaban. Dunn y sus colegas descubrieron que la diversidad microbiológica de los ombligos es enorme.
En las 60 muestras que analizaron contaron al menos dos mil 368 especies distintas y sospecharon que tal número podría ser incluso mayor.
Pero la mayor parte de las bacterias que encontraron son bastante raras: dos128 se hallaban presentes en los ombligos de tan solo seis personas.
De hecho, la mayoría estaban en tan solo un individuo. Aunque no había especies comunes a todos los individuos, ocho tipos distintos de bacterias estaban presentes en al menos un 70 por ciento de los participantes.
Dunn sospecha que algunos de estos microbios se han adaptado a la vida en contacto con la piel humana, mientras que otro están simplemente de paso.