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Un tic nervioso son movimientos involuntarios, cortos y repetitivos de cualquier parte del cuerpo, que no se pueden controlar y cambian de intensidad en el transcurso de su evolución. Entre los más comunes se encuentra el parpadear de forma rápida, girar la cabeza repetidamente hacia un mismo lado, repetir una palabra en específico varias veces en una oración, hacer ruidos de cualquier tipo constantemente o estirar el brazo repetidamente.
Los tics pueden ser motores o vocales. Los motores simples son movimientos repetitivos más fáciles de hacer, como el parpadeo continuo, girar la cabeza, elevar los hombros o las cejas, tocarse la nariz o hacer muecas, entre otros. Estos pueden ser identificados como los movimientos que utilizan pocos músculos del cuerpo. Usualmente se originan en la niñez.
Los tics vocales son aquellos que se refieren a ruidos y sonidos que produce la persona involuntariamente, como palabras repetitivas, carraspera, toser sin necesidad, entre otros.
Los complejos son movimientos que utilizan varios músculos del cuerpo. Estos pueden ser combinados, es decir que la persona presenta tanto tics motores, como vocales. “Por ejemplo, hay personas que tienden a mover la boca de un lado, levantar las cejas, golpea con una mano y levanta el hombro. Incluso, hay quienes no pueden mantener una conversación por mucho tiempo, debido a la cantidad de tics que presentan”, dice la psicóloga Ximena Dávila.
Causas
De acuerdo con el neurólogo Rubén Posadas, habitualmente los tics aparecen en la etapa infantil, específicamente durante los 7 y 10 años, siendo más frecuentes en hombres que en mujeres.
No hay una causa específica que haga que una persona padezca de estos movimientos. “La mayoría de las veces no se logra establecer el origen de los tics. Pero como profesional se debe buscar infecciones por estreptococo, que se puede asociar a estos movimientos. También se puede asociar a lesiones estructurales del cerebro. Incluso, hay algunos tics que son de índole emocional o por predisposición familiar”, explica el médico.
Las personas que padecen algún tipo de tic nervioso suelen sentir angustia o irritación hacia ellos mismos porque siempre llaman la atención por sus movimientos y en algunas ocasiones son víctimas de burlas, lo cual puede derivar ansiedad y estrés que llegan a empeorar más la repetición y constancia de los movimientos. Incluso, pueden provocar la aparición de otro tic nervioso.
“Al final, todo es un proceso cíclico porque se presenta el tic, no lo pueden controlar porque es involuntario, eso genera más ansiedad, da estrés y eso provoca que el tic empeore o aparece uno nuevo”, dice Dávila.
La psicóloga menciona que hay que saber diferenciar entre un tic nervioso y comportamientos de una persona obsesiva compulsiva, ya que en varias ocasiones se pueden confundir. “Muchos creen que acciones como asegurarse que cerró una puerta varias veces o echar llave, o no tocar las líneas del piso al caminar es un tic nervioso, pero en realidad son acciones de un trastorno de personalidad obsesivo compulsivo”, explica.
Tratamiento
Usualmente los tics nerviosos no tienen cura total, solo pueden ser controlados. Los tics simples, en la mayoría de los casos desaparecen por sí solos, sin necesidad de ningún tipo de tratamiento. Sin embargo, cuando son complejos, ya sean temporales o permanentes, existen diferentes tratamientos.
Tratamiento con terapias psicológicas para ver si se logra determinar la causa del tic. Además, con técnicas de reversión del hábito, las cuales consisten en que las personas logren identificar el momento en que aparecerá el tic y así puedan prevenirlo o hacer movimientos que lo controlen. “Por ejemplo, si el tic de la persona es golpear con la mano izquierda, puede identificar el momento cuando le dará el movimiento y sostenérsela con la mano derecha. A mi criterio es un poco complicado, pero en algunos casos funciona”, dice Dávila.
En el tratamiento psicológico, en algunas ocasiones, también se incluye a la familia para explicarles cómo se desarrolla el tic y el tratamiento que se debe dar tanto social como psicológicamente.
También está el tratamiento farmacológico, en donde se utilizan medicamentos como la clonidina o relajantes musculares. Es importante que estos medicamentos se consuman únicamente bajo prescripción médica, sobre todo si es un niño o niña quien padece los movimientos.
Si usted considera que padece de un tic nervioso, lo recomendable es que acuda con un neurólogo, ya que son los médicos que ven este tipo de movimientos. Sin embargo, la mayoría de las veces el tratamiento que se recibe es con un equipo multidisciplinario porque también participan psiquiatras y psicólogos.
“Siempre es importante que una afección como este tipo se trabaje con un grupo integral. Abordar el problema desde la mayor cantidad ángulos puede dar mejores resultados”, concluye Dávila.
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