Qué es la irritabilidad y cómo puede manejarse
La irritabilidad genera efectos en la parte física y psicológica de las personas y suele desencadenarse en cualquier momento.
Desde los 3 o 4 años empezamos a comprender la sensación de la irritabilidad, pero es hasta que nuestra mente desarrolla sus capacidades cognitivas que podemos entender de dónde viene el estado emocional. (Foto Prensa Libre: Shutterstock)
El sentimiento de irritabilidad no es ajeno para nadie; ese estado emocional en el que la poca tolerancia a una situación nos lleva a percibir todo estímulo como hostil o molesto. Aunque es una experiencia física y emocional, generalmente no se prolonga por mucho tiempo.
La irritabilidad puede surgir en cualquier momento: cuando alguien toca la bocina en el tráfico o cuando recibimos una respuesta confrontativa que no esperábamos, entre muchas otras situaciones efímeras pero intensas.
Según la psicóloga Helen Muñoz, las causas pueden ser diversas. “Algunos autores identifican causas de origen orgánico, como el dolor debido a algún padecimiento, la falta de sueño o alteraciones hormonales y alimenticias; y causas psicológicas, como estrés, tristeza, apatía, depresión o la elevada autoexigencia”, explica.
Muñoz señala que la aparición de la irritabilidad puede variar según la edad, ya que se trata de una respuesta emocional, y hay periodos en que la gestión de estas emociones es menos efectiva, dada la madurez de los procesos cognitivos que ayudan a verbalizar o procesar las situaciones con mayor raciocinio.
A partir de los 3 o 4 años comenzamos a experimentar la irritabilidad, cuando entendemos que nos afectan las complejidades. No obstante, esta emoción suele manifestarse con mayor frecuencia en niños mayores y jóvenes, añade Muñoz.
“En los adultos mayores también es común la irritabilidad, aunque en su caso hay condiciones específicas que los afectan, como la falta de contacto con familiares, la sensación de olvido o inutilidad, y la pérdida de amistades o pareja debido a fallecimientos”, agrega.
¿Cómo se manifiesta la irritabilidad?
Estas emociones pasajeras también pueden tener causas físicas o psicológicas. Según la psicóloga Regina Villagrán, entre las causas físicas están los malos hábitos de descanso, una alimentación inadecuada, la falta de nutrientes o el dolor crónico.
En el plano psicológico, la tristeza o la apatía prolongada pueden agravar los estados de irritabilidad. “La tristeza puede manifestarse con mal humor, hostilidad o incluso violencia, lo que podría derivar en un diagnóstico de depresión”, explica Villagrán.
Durante periodos de tristeza extrema, es común que aparezcan actitudes defensivas, incluso cuando no hay intención de molestar. En los niños también ocurre algo similar. La psicóloga pone como ejemplo las peleas entre compañeros de clase, que aunque no tengan “gran trascendencia emocional”, aparecen de forma inesperada.
El ámbito laboral es otro detonante de la irritabilidad. De acuerdo con Villagrán, esto puede deberse a una constante exposición al estrés, la autoexigencia y la frustración, que se agravan con la mala higiene del sueño y una mala nutrición.
Estas experiencias también afectan otros aspectos de la vida cotidiana. “El estrés o las altas demandas del día a día nos pueden generar agotamiento mental, lo que provoca incertidumbre y desencadena alteraciones emocionales”, añade.
¿Es posible evitar la irritabilidad?
Según Helen Muñoz, es posible gestionar la irritabilidad adoptando hábitos saludables como el descanso adecuado, una buena alimentación, ejercicio regular, el fortalecimiento de las relaciones interpersonales y la validación de las emociones. “Si la situación se sale de control, lo mejor es buscar apoyo psicológico”, aconseja.
Para Villagrán, la mejor opción es acudir a terapia profesional, donde un especialista podrá evaluar cada caso individual y guiar a la persona para conseguir una mejoría.
Villagrán sugiere reflexionar antes de actuar impulsivamente durante un episodio de irritación. “Podemos darnos un espacio para respirar, pensar en lo que sentimos y decidir qué queremos decir o hacer. Es importante identificar qué desencadenó la irritabilidad”, añade.
Más que combatir la irritabilidad, Helen Muñoz sugiere mantener una buena salud, que incluye una actividad física constante. No es necesario ser experto en alguna disciplina, solo elegir algo que se ajuste a los gustos e intereses personales.
Finalmente, la psicóloga recuerda que realizar ejercicio entre 30 y 50 minutos al día, tres veces por semana, es la cantidad mínima recomendada por los especialistas en salud. “Esto no solo favorece la salud física, sino también la regulación del estrés y la producción de hormonas que generan bienestar”, concluye.