Después del nacimiento la deglución madura. El acto de masticar es una serie de movimientos musculares coordinados. lo que se caracteriza por un aumento del ritmo de succión y de deglución y entre los tres y cuatro meses de edad, los movimientos laterales de la lengua ayudan a la formación del bolo, lo que permite que los niños coman alimentos con más consistencia cerca de los seis meses de edad.
Es importante comprender que la deglución no se produce únicamente cuando se come algo o se bebe. Ocurre cada vez que se traga saliva, es decir que es una acción que pasa más de dos mil veces al día.
Una deglución normal comienza por la masticación, pasa por la fase faríngea y por la esofágica y cualquier alteración en éstas podría presentar la disfagia. Es importante aclarar que las vías respiratorias y digestivas se encuentran interrelacionadas porque a través de ellas se respira y se traga también, cuando se presentan errores en el proceso aparecen ciertos problemas.
Paul Boesch, médico pediatra de Clínica Mayo recientemente visitó Guatemala como parte del XIX Encuentro Pediátrico Internacional, que se realizó en el país durante la última semana de junio y explica que es importante aclarar que algunos de los factores asociados para que se presente la disfagia como anomalías anatómicas, un colapso en la laringe, en niños prematuros, así como por procesos que requieren los niños para salvar su vida cuando necesitan intubación o nutrición a través de sondas. Además se podría presentar por enfermedades degenerativas o autoinmunes, quienes han tenido tratamientos con quimioterapia, trastornos neurológicos entre otros.
Existen diferentes síntomas relacionados. Por ejemplo, en los recién nacidos podría existir acumulación de alimento en la cavidad oral, un ritmo de succión lento, reflujo nasal, tos durante la alimentación, atragantamientos, náuseas, respiración ruidosa y congestión bronquial. En ellos también se presenta la la aspiración crónica, cuando entran volúmenes pequeños de leche en los pulmones.
Una investigación publicada en The American Journal Clininal Nutrition explica que aproximadamente el 26% de los bebés prematuros presentaron disfagia o sus secuelas.
En algunos casos los síntomas podrían no causar alarma en los padres y dejarán pasar la situación que traerá otras complicaciones como la deshidratción, desnutrición, neumonías aspirativas (por la inhalación de sustancias), entre otras.
Los niños más grandes podrían tener rechazo a la comida y no ganar el peso asociado a su desarrollo.
Boesch expresa que una falta de tratamiento también puede llevarles a ser adultos con daños permanentes en los pulmones.
En busca de tratamiento
La intervención en el paciente con disfagia infantil incluye a diferentes especialistas porque es importante encontrar por qué se está produciendo. Podrían intervenir ramas enfocadas en pediatría especializados en gastroenterología, neurología, foniatría, terapia de lenguaje, nutrición, genética entre otros para el manejo de estos casos.
La finalidad es que participen los profesionales que comprendan las habilidades deglutorias. Existen múltiples evaluaciones y en la actualidad se han generados los llamados centros aerodigestivos que buscan que intervengan diferentes profesionales, de manera que el niños sea sometidos a disminuir la cantidad de exámenes y encontrar una solución más certera en la que todos los especialistas involucrados lleguen a un plan de tratamiento en el que se conozca con certeza cómo está funcionado el interior del niño y su proceso al tragar y orientar a los padres.
Mikhail Kazachkow, profesor de pediatría en NYU Langone Health, en Estados Unidos y también asistente al Encuentro Pediátrico Internacional explica que este trabajo en equipo evita que los pacientes vayan de lugar en lugar, con diferentes tratamientos y sometiendo a los niños a más medicamentos y evaluaciones.
Por su parte, Edgar Beltetón, especialista en cuidados intensivos y enfermedades respiratorias en Guatemala y parte de uno de los centros aerodigestivos en América Latina, expresa que al trabajarlo de esta manera los pacientes podrían ser sometidos en una sola sesión a una triple endoscopia (broncoendoscopia, endoscopia y laringoscopia), para revisar toda la vía aérea, reducir tiempos de anestesia, riesgos y costos logrando que en promedio de media hora se encuentre un diagnóstico más certero para los niños.
Es necesario comprender que no existe un síntoma o signo único que sea específico de esete problema y no existe una prueba única que llegue a un diagnóstico.
Así se podría reconocer si hay cambios bronquiales antes de convertirse en algo más grave o permanente, si las amigdalas son grandes o existen problemas con las cuerdas vocales y actuar para prevenir otras enfermedades, agrega Boesch.
Como parte de la recuperación y según el caso se podría llegar a recomendar comida con consistencias como puré o un líquido con cereal para hacerlo más espeso y evitar los líquidos, agrega Boesch. En ciertos pacientes requerirán diferentes terapias o intervenciones. Algunos pacientes necesitarán aprender cómo alimentarse, modificación de conducta, rehabilitación postural, modificaciones dietéticas, ejercicios de reforzamiento motor-oral, estimulación sensorial y otros.
La finalidad es mejorar el manejo de alimentos sólidos y semi-sólidos a mediano y largo plazo, trabajar en el estado nutricional. Al hablar de lo nutricional en ocasiones podría necesitarse una suplementación nutricional.
Fuentes: Guía para Padres. Para una buena respiración, deglución y masticación del niño Down, de Ana Bertrarini. La disfagia en el infante de alto riesgo: factores y mecanismos potenciales, de Sudarshan Jadcherla yEvaluación de la Disfagia en Niños, de Reinaldo Pierre Álvarez.
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