Uno de dichos padecimientos es ‘la ciática’, término que generalmente se utiliza para describir el dolor que recorre el trayecto del nervio ciático, el más largo del cuerpo y que controla los músculos de la parte posterior de la rodilla y de la parte inferior de la pierna. Según Medline Plus, este ‘se encarga de brindar las sensaciones en la parte posterior del muslo, parte de la pierna y la planta del pie’.
De acuerdo con la Clínica Mayo, esta se produce con frecuencia cuando una hernia de disco o un estrechamiento de la columna vertebral comprimen una parte del nervio. ‘Esto causa inflamación, dolor y, a menudo, algo de entumecimiento en la pierna afectada’. El dolor podría ser tan severo que afecte al paciente al caminar y al realizar otras actividades como sentarse o cargar objetos.
Compresión radicular
Pero, cuando las personas hablan de la ciática, dice el neurólogo Henry Stokes, en realidad se refieren, no al nervio ciático, sino a una compresión radicular, la cual consiste en síntomas causados por la presión ejercida sobre la raíz de un nervio espinal. ‘Entre cada vértebra existe un disco y salen las raíces en medio de ellas. Cuando las raíces nerviosas son comprimidas por el disco, hay dolor’, explica el médico.
Además del dolor, este padecimiento podría causar en el paciente un impedimento para caminar, sentarse y estirar la pierna, entre otras actividades. Dicho dolor, según la Clínica Mayo, inicia en el área lumbar (la parte baja de la columna vertebral) y va hacia los glúteos, extendiéndose a la parte posterior de los muslos y la pantorrilla.
Lo recomendable es no sentarse por tiempos prolongados, ya que esto podría agravar los síntomas. Es importante acudir con los especialistas al ver que las molestias, contrario a mejorar, se intensifican al punto del entumecimiento, hormigueo y debilidad en el área afectada.
Cómo tratar la ciática
Cuando hay una compresión aguda, dice Stokes, es necesario acudir con especialistas. Según el caso, existen distintos tratamientos: el primero, y que ya casi no se pone en práctica, consiste en acostar al paciente en una cama dura para favorecer la postura de la columna. ‘Luego de tres ocuatro semanas, se alivia tremendamente el problema y ya no se requiere de una cirugía’, agrega el neurólogo.
Otro método es a través el uso de sustancias para bloqueos neurales. ‘La otra es la cirugía, en la cual sucede una descompresión de disco intervertebral’. Y, aunque en su mayoría los pacientes se recuperan, en algunos casos ‘no todos quedan bien y, después de la intervención quirúrgica, el dolor continúa’, agrega Stokes.
¿Cuáles son los factores de riesgo y cómo la prevenimos?
Lo más común es que este padecimiento se presente en personas de mayor edad, debido a que, ‘con los años se degeneran los discos, con cualquier movimiento, podría romperse y comprimirse la raíz nerviosa’, explica Stokes.
De igual forma, es un riesgo cargar objetos pesados y, sobre todo, si lo hace en una posición inadecuada. Lo correcto es flexionar las rodillas para levantar lo que necesitamos, pero hay personas que flexionan la espalda y esto predispone a que suceda la compresión de las raíces.
Otro factor de riesgo dice Stokes, es el sobrepeso, ya que ‘los tejidos se exigen al máximo y cualquier movimiento requiere de más actividad muscular para llevarse a cabo; hay una contracción más fuerte’, agrega. Al requerir más esfuerzo y al realizar posiciones inadecuadas, favorece el rompimiento del disco intervertebral, lo cual comprime la raíz nerviosa. Así que también es importante tener una dieta balanceada y hacer ejercicio moderado.
Contenido relacionado:
>¿Es tan saludable y nutritivo como dicen? Mitos y verdades del sushi
>Para cuidar la piel, la clave está en la alimentación
>Los beneficios del arroz y cómo prepararlo de manera creativa, rápida y deliciosa
