Estamos hablando de un desarrollo neurológico diferente. Una persona con autismo percibe, procesa, piensa, aprende y siente de forma diferente. Tres áreas importantes del desarrollo se ven afectadas: el área social, el lenguaje y el desarrollo cognitivo-conductual. Y, aunque se comparten muchas características, estamos ante un espectro, lo cual hace más compleja la interpretación y comprensión de esta condición, ya que no existen en el mundo dos autismos iguales.
Y mientras los científicos continúan estudiando las causas y orígenes de este trastorno, el día a día no permite esperar respuestas.
La detección temprana es fundamental para el inicio de la intervención, que, dependiendo del niño, incluirá terapias sensoriales, conductuales, de lenguaje, ocupacionales, psicológicas, entre otras, acompañadas de adecuaciones curriculares para el desarrollo académico.
Las principales llamadas de alerta para detectar el autismo surgen desde edades muy tempranas. Algunos de sus signos tempranos son la falta de contacto visual, la irritabilidad, una aparente sordera, desórdenes de tipo sensorial, retraso en el lenguaje, movimientos repetitivos, juegos paralelos, individuales, o sin aparente sentido, entre otros.
Cuando surge la inquietud en el comportamiento de un hijo, lo mejor es recurrir a su médico pediatra, quien apoyará en el esclarecimiento de dudas y la derivación para el diagnóstico. Sin embargo, en Guatemala el acceso al diagnóstico es escaso y complicado.
Hay poca comprensión sobre el autismo a nivel médico y docente, y más aún entre los padres. En la capital, además de la práctica privada, el Instituto Neurológico y la Asociación Guatemalteca por el Autismo, ofrecen un apoyo a los padres de niños con autismo para realizar su diagnóstico y posterior intervención. Sin embargo, todo el esfuerzo que estas instituciones hacen no es suficiente para cubrir la demanda de casos y su posterior seguimiento. En el interior del país estos apoyos son aún más escasos.
Para comprender el autismo, es necesario comprender su singularidad. Y actuar siempre desde el respeto y la individualidad, dotando de las herramientas necesarias de acuerdo con sus destrezas y capacidades, y reforzando las áreas de deficiencia. Es importante hacer sentir a la persona con esta condición, valorada y querida, buscando propiciar en todo momento la autosuficiencia de la persona con autismo dentro de la sociedad.
Nos corresponde, como sociedad, tener la disposición y apertura para generar espacios inclusivos que permitan a las personas con autismo la oportunidad de ejercer sus responsabilidades y hacer valer sus derechos. ¡Es necesario que la sociedad tenga una comprensión más sensible y humana de esta condición! Por ello es indispensable y fundamental que hablemos de autismo.
Caro Nieto es arquitecta, MBA y madre de un jovencito autista.
