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T. Harv Eker en su famoso libro Los secretos de la mente millonaria explica que el patrón personal del dinero consta de la información que se recibe en especial cuando se es niño.
¿Quiénes fueron las principales fuentes de ese condicionamiento? “Para la mayoría de la gente, en la lista se encuentran los padres, los hermanos o hermanas, las figuras de autoridad, los profesores, los líderes religiosos, los medios de comunicación y la cultura”, describe el autor.
Así que como adultos es importante pensar en aquello que se está transmitiendo, qué ejemplos se dan a los hijos, si es un buen administrador o si se requiere replantear la propia economía y de dónde han venido las creencias personales en relación con el dinero.
Un ejercicio básico que propone Eker es escribir todas las afirmaciones que conoce del dinero y cómo han afectado la economía personal y saber qué cuestiones podrían ser útiles o cambiar aquellas que no lo son.
Jorge Rodríguez, director de Kon-tacto Empresarial y quien imparte cursos sobre finanzas personales explica que es relevante enseñarle a las nuevas generaciones el origen de los ingresos familiares.
“Esto motivará que desde pequeños reconozcan el valor del dinero, del esfuerzo de papá y mamá para conseguir cada quetzal, el tiempo que se invierte, el reto de vivir cada día en un país inseguro y de renunciar a estar en forma presencial con los hijos todo el tiempo. A la vez, deben conocer que se utiliza para la comida, educación y pagar otros servicios”, explica Rodríguez.
También hace énfasis en que, cuando los niños tienen claro todo lo que se hace por conseguir el dinero para ellos tendrá otro simbolismo reconocer el esfuerzo que ha llevado y al momento de tener su propio dinero, serán también más cuidadosos en elegir cómo utilizarlo de una mejor manera.
Si no se habla con ellos de estas situaciones los menores podrían creer que el dinero es muy fácil de conseguir, mas cuando solo se usa una tarjeta para pagar o cuando el cajero da el dinero de una manera muy sencilla.
Es en familia que también es posible aprender a ahorrar, así como valorar el trabajo. Se les puede remunerar a los hijos por hacer algunas tareas en casa, fuera de sus responsabilidades como círculo familiar. Por ejemplo, lavar el carro o bañar al perro de casa podrían ser opciones para pagarle a los niños más grandes y que empiecen a tener su propia experiencia.
El motivador internacional Yokoi Kenji en una famosa conferencia cuenta cómo empezó a ahorrar, lo que hizo para comprar su bicicleta y cómo esta experiencia le ayudó a darle esta misma enseñanza a su hijo.
Un método para empezar su camino financiero
El médico Eduardo Palacios, quien se ha especializado en el tema de finanzas personales creó un método para que los niños empiecen a organizar sus finanzas y convertirse en excelentes administradores.
El método es sencillo: se les dan tres frascos, preferentemente de boca ancha y plásticos, para evitar que se quiebren al caer. Cada uno de ellos tiene un propósito, el primero será para gastar, el siguiente será para ahorrar e invertir y el último para la generosidad y ayudar así a otros. Es preciso identificar cada uno: gastar, ahorrar y dar. Con sus iniciales se forma la palabra GAD, que también podría significar “gracias a Dios” y en hebreo significa fortuna, explica Palacios.
Por lo regular, el experto sugiere que lo recibido se divida en porcentajes, 75 por ciento para gastar, 10 por ciento para ahorrar y 15 por ciento para ayudar. Así por cada quetzal que reciban, deberían gastar 0.75 centavos, guardar 0.10 y los último 0.15 se dividirán en 0.10 para la iglesia o congregación y 0.05 ayudar a los más necesitados. Esto podría ser flexible según los planes del niño.
“Algunos padres preguntan por qué no se ahorra más, pero siempre les consulto cómo administran ellos su dinero y si logran ahorrar algo al final de cada mes, la mayoría de veces la respuesta es negativa. Entonces, este es un buen principio, una cifra corta para comenzar el mundo de la administración”, dice Palacios. Así que resulta un ejercicio que los adultos también pueden poner en práctica.
Al ahorrar los niños pueden comprar algún juguete o algo que deseen, incluso algunos podrían llegar a ser emprendedores y al tener suficiente, invertir para generar más ingresos. Palacios comenta que entre los casos que ha visto, un niño compró carros a control remoto para alquilarlos por tiempo a sus amigos, también algunos venden helados, entre otras ideas.
Palacios expresa que estos principios ayudarán a estar más conscientes de la economía de la administración de los ingresos. Además motiva a los padres a preparar a los hijos tanto para los tiempos de abundancia como de escasez, “actualmente, con la pandemia la crisis la pasa mejor quien no tiene deudas, así como quien tenía un ahorro”, explica.