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“La salud bucodental es todo lo que se relaciona con el bienestar de los dientes, las encías, el hueso que protege los dientes, los tejidos de las mejías y la lengua, así como el paladar y los labios”, indica Gladys Estrada de Mohamed, odontóloga.
Para la Organización Mundial de la Salud (OMS), la salud bucodental es “fundamental para gozar de una buena salud y una buena calidad de vida” y está relacionada con la ausencia de dolor y enfermedades y trastornos que “limitan en la persona afectada la capacidad de morder, masticar, sonreír y hablar, al tiempo que repercuten en su bienestar psicosocial”.
Esto último se debe a que, al presentar mal aliento o presentar los dientes torcidos (que afectan la mordida y la sonrisa), los pacientes tienen problemas al entablar relaciones interpersonales.
De Mohamed explica que la salud bucodental es importante porque es ahí donde empieza el aparato digestivo, “es con el que comemos y nos comunicamos”. “Si su boca está bien, su digestión está bien”, agrega Víctor Campollo, odontólogo.
Higiene desde la niñez
La salud de los dientes debe estar presente desde el nacimiento, en el período de lactancia. María Orellana Galván, odontóloga del Centro Dental Kyrios, recomienda que la madre limpie las encías y mejillas de su bebé con una gasa en el dedo, después de haber dado de mamar.
MedlinePlus, de la Biblioteca Nacional de Medicina de los EE.UU., indica que los dientes sanos son importantes para la salud general de un niño. “En los bebés, se deben limpiar los dientes con un paño suave y limpio o con un cepillo de dientes para bebés. Evite que el niño se duerma con un biberón, y revísele los dientes regularmente para detectar manchas”. Estas medidas permiten la prevención de caries.
También es responsabilidad de los padres educar a sus hijos desde la niñez en temas de higiene bucal, en cómo cepillar correctamente sus dientes. “La higiene, la dieta y visitar al odontólogo son aspectos importantes. Desde pequeños se ve cómo serán las salidas de los dientes y, de manera preventiva, se pueden corregir las piezas”, indica de Mohamed.
Además, visitar al médico con regularidad y desde la niñez, crea conciencia sobre la importancia del cuidado de la boca.
¿Qué sucede si no hay higiene?
Cuando no existe una higiene oral, desarrollaremos problemas de salud. “Las encías se llenan de bacterias y el sarro se pega a las raíces y empiezan las enfermedades de las encías. Al no estar sanas, las bacterias malas entran al organismo y son dañinas para el estómago, el corazón y las vías renales”, dice de Mohamed.
Esto produce mal aliento en los pacientes, se aflojan los dientes y afecta distintos órganos. Como parte de la higiene bucodental, Campollo recomienda visitar al dentista con regularidad de manera preventiva, cada 6 meses.
“Es importante llevar una salud preventiva para detectar y tratar a tiempo problemas mayores, conocer si hay enfermedad de encías o el inicio de una gingivitis”, explica la médica Gladys Estrada de Mohamed.
Prácticas de higiene
Además de asistir a una clínica odontológica con regularidad, hay prácticas que debemos adoptar como rutina a manera de cuidar la salud. Esta debe ser después de cada comida, incluso después de cada merienda o refacción.
De Mohamed aconseja primero utilizar el hilo dental para retirar los restos de comida de la boca. Recuerde que estos se descomponen y, al no retirarlos, la encía se inflama y provoca problemas de salud.
Luego de ello, debe cepillar sus dientes. Según la experta, la manera correcta es de las encías hacia afuera y la parte de las muelas de forma circular, tanto arriba como abajo. “Para un cepillado adecuado, de tres a cinco minutos es un tiempo prudencial”, agrega.
Finalmente, de Mohamed recomienda utilizar enjuague bucal libre de alcohol. “En la boca tenemos bacterias buenas que no debemos lavar. Por eso es importante que el producto no contenga alcohol”, señala.
La dieta es otro aspecto que debe tener presente para el bienestar de su dentadura. De Mohamed sugiere que lleve una dieta saludable, bajo consumo de azúcares refinados, con vegetales, frutas y agua pura. Evite los refrescos artificiales y consuma refrescos naturales con poca azúcar.
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