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De adulto ha experimentado otras más aterradoras. Las últimas fueron hace seis meses, pero prefiere no indagar en ellas. No obstante, asegura que hoy se siente más tranquilo, ya que después de haber estado en terapia psicológica, comprendió que hace meses había experimentado un cuadro de pesadillas recurrentes.
Pero, ¿Qué son las pesadillas recurrentes? ¿Qué otro tipo de pesadillas hay? ¿Afectan a todos por igual?…
Para explicar las interrogantes, el neurólogo y somnólogo Gustavo Cosenza, quien lleva más de 20 años trabajando desde la Medicina del sueño, comenta que debemos remitirnos a la definición del sueño REM (Rapid eye movement o movimientos oculares rápidos).
Esta es una fase que ocurre cada 90 minutos durante el descanso profundo en la que suelen desarrollarse las denominadas ensoñaciones -palabra correcta para referirse a las imágenes sucedidas durante el reposo, dice el doctor- y las pesadillas.
“Cada 90 minutos tenemos el sueño REM que dura entre 10 y 20 minutos. Son periodos comunes en la madrugada en los que el cerebro accede a bancos de memoria, cosa que no puede durante el día”, apunta Cosenza, quien añade que este ciclo representa el 25% de la totalidad del descanso.
Durante el sueño REM coexisten varios datos que el cerebro desfragmenta y libera para darle más capacidad al contenido mental que es retenido durante el día. Así, durante el descanso, el material en la mente se transforma en “archivos sumamente variados y complejos”, que en síntesis definen las ensoñaciones y las pesadillas.
¿Y en qué consisten las pesadillas? Para explicarlas, el doctor Cosenza se remite a la teoría freudiana que las define como “verdades escondidas de la personalidad”, mismas que aparecen como imágenes representativas de los complejos y las situaciones particulares de los individuos.
Desde la neurología, son vistas como “basura cerebral”, o bien, como contenido variable y difícil de predecir.
¿De dónde vienen las pesadillas?
Para la psicología se trata de imágenes perturbadoras que detonan sentimientos negativos como la tristeza o el miedo, y que generan conflicto durante el descanso. “Son normales”, señala la psicóloga clínica Manuela Méndez, quien desde su profesión ha podido dar seguimiento a personas que se muestran conflictuadas por este tema.
“Las pesadillas empiezan a figurar desde los tres años. Desde esa edad en adelante, todos podemos tenerlas: tanto niños como adultos”, señala la especialista en salud mental y emocional, quien agrega que se trata de una situación que no puede controlarse ni prevenirse.
Esto es reforzado por el doctor Cosenza que argumenta con gracia: “Las pesadillas son inevitables. Se deben aceptar como lo hacemos con el covid-19, los accidentes o los impuestos”.
La psicóloga Méndez apunta que, entre los causantes de estos episodios se encuentran la ansiedad, los problemas de estrés y en ocasiones, réplicas del abuso de bebidas alcohólicas o drogas, y situaciones traumáticas; pero no se sabe cuándo pueden surgir.
Cualquiera que sea el causante, el subconsciente abstrae emociones perturbadoras de la cotidianidad y las libera durante el descanso.
A decir de Cosenza, las personas suelen darle mucha importancia a las pesadillas debido a sus caracteres dramáticos que producen disturbios mentales, así como por una rareza que impide comprenderlas bien.
De hecho, las pesadillas se pueden recordar fácilmente, ya que las personas luego de sentirse asustadas o tristes, se despiertan casi de inmediato del sueño REM y las imágenes quedan frescas, apunta Cosenza.
Los especialistas distinguen las experiencias que pueden ocurrir durante el sueño REM en:
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Ensoñaciones raras:
No se relacionan con sentimientos particulares y tampoco tienen una lógica. Pareciera que han sido armados a pedazos.
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Pesadillas comunes:
Las imágenes que se ven están vinculadas a una emoción cotidiana y fugaz. Al igual que las ensoñaciones, suele tener un contenido afectivo, pero en este caso se torna perturbador.
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Pesadillas recurrentes:
Estas son las más peculiares, ya que su trasfondo es de igual manera emocional y sus “temáticas” varían, pero hay un sentimiento negativo que sucede constantemente en un periodo de días, meses o años.
En estos casos comienza a surgir un agotamiento en las personas, ya que se trata de una situación habitual durante el descanso. Su causa se debe a traumas acarreados que no fueron tratados y se acumulan en el subconsciente.
La psicóloga Méndez confirma que más allá de verse como un augurio, las pesadillas son episodios que pueden hablar del estado emocional de las personas. Por eso, ante las pesadillas recurrentes, es necesario que los pacientes acudan a un especialista para comprender de dónde surgen los sentimientos negativos y constantes.
“Un niño puede decir que tiene miedo de un monstruo, pero sabemos que los monstruos no existen. En ese caso partimos para averiguar cuál es el sentimiento relacionado, que es el miedo”, explica Manuela.
A propósito de los niños, Méndez comenta que muchas veces las pesadillas pueden confundirse con terrores nocturnos que son parasomnias ocurridas en durante el sueño. Cuando surgen, los pacientes pueden gritar o llorar, sin embargo, luego de despertar estos no saben qué ocurrió.
El doctor Cosenza explica que es lo más relacionado al sonambulismo. Es algo que puede ocurrir en algunos casos desde los 2 o 3 años y puede extenderse hasta los 8 y 9. A diferencia que en las pesadillas o las ensoñaciones, los terrores nocturnos no presentan contenido visual en la mente de los pacientes.
La psicóloga Méndez apunta la importancia que los padres distingan entre un terror nocturno y una pesadilla, ya que de esa forma habrá más claridad de cómo proceder ante lo experimentado.
Cómo enfrentar las pesadillas
Desde la terapia, se pueden abordar las pesadillas recurrentes, ya que son las que pueden generar cuadros complicados. Los especialistas en el área pueden ahondar en los problemas que tenga el paciente en sus distintos espacios cotidianos, posibles padecimientos de violencia, así como dudas y problemas que les aquejen constantemente.
Opciones como la terapia conductual y cognitiva propician un trabajo desde el “aquí y ahora”, la aceptación y la confrontación con las emociones, por lo que pueden ayudar en estas situaciones, agrega la especialista.
Por otro lado, cuando las pesadillas comunes generan un efecto desalentador en las personas (tanto en niños como adultos) Manuela Méndez recomienda enfrentarlas con estas acciones:
- Evaluar el escenario vivido durante la pesadilla. Preguntarse por qué se cree que soñó eso y qué relación tiene con sentimientos recientes.
- Replantearse conductas. Muchas veces, la perturbación en las pesadillas se debe a acciones ocurridas durante el día como hábitos perjudiciales que la persona comprende.
- Hacia los niños, tranquilizarlos y decirles que las pesadillas son habituales. En un momento de calma, preguntarles qué recuerdan, sin ser muy incisivos para así entrever los sentimientos que pueden estar detrás de lo experimentado. Por último, invitarlos a descansar con una leve luz encendida, o dormir con ellos, pero advertirles que no debe suceder siempre (esto forjará su confianza y seguridad).
- Cuidar lo que se consume visualmente. Muchos contenidos audiovisuales son perturbadores y pueden generar efectos negativos en personas susceptibles, por lo que se recomienda medir qué se mira durante la jornada.
- En caso de agravarse y repetirse las pesadillas, consultar con un somnólogo o especialista de la salud mental y emocional.
El doctor Cosenza recomienda que, indistintamente de la frecuencia y contenido de las pesadillas, se deben llevar a cabo rutinas para la buena higiene del sueño. Trabajar en ello no prevendrá los episodios perturbadores, pero sí facilitará un descanso reconfortante.
Entre sus recomendaciones están: No irse a la cama con preocupaciones; emprender técnicas de relajación previo a dormir; establecer un horario regular para el descanso; mantener un espacio fresco y acogedor; así como practicar ejercicio constantemente.