Es por ello que cuando los tíos pelean, nuestros hijos se pueden verse afectados emocionalmente y, dependiendo la edad que tengan, será importante definir cómo abordar el tema: Si nuestros hijos oscilan entre los 6 a 12 años, es importante hacerles ver que todos los seres humanos tenemos conflictos; que no hay padres ni tíos perfectos; y que todos podemos tener peleas por diferentes razones.
Lo más importante es decirles que los apoyamos y queremos, independientemente de sus inconvenientes. Se recomienda fomentar la esperanza de que puede haber una reconciliación si las personas ponen de su parte y que de todo podemos aprender.
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Si sus hijos están entre los 13 a 18 años, como padres, debemos de enseñarles a no etiquetar a los tíos, ni estar a favor o en contra de alguno de ellos, ya que se puede reforzar un sentimiento de desconfianza o romper la solidaridad entre ellos. En estas edades los temas de amor y fidelidad apoyan en la formación de su identidad y el vínculo con los tíos puede ser muy estrecho. El jugar un papel neutro en la situación fortalecerá ese lazo de unión que puedan tener.
Finalmente, recordemos que si un miembro de la familia sufre, el resto de la familia también se ve afectado. Lo ideal es comunicarles a los hijos que todos los problemas tienen un propósito y que, independientemente de la situación de la pelea, lo importante es generar vínculos de afecto y protección entre la familia. Esto permitirá desarrollar relaciones muy valiosas durante la vida.
*Coordinadora académica Departamento de Psicología de la Facultad de Humanidades Universidad Rafael Landívar.
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