“Los parásitos son seres que no pueden vivir por sí solos. En este grupo entran, por ejemplo, las pulgas, los piojos y los gusanos. Hay tres tipos que pueden provocar enfermedades en los seres humanos: los protozoos que son los más comunes; los helmintos, que son gusanos; y los ectoparásitos, responsables de la malaria”, dice la infectóloga Evelyn López.
Se definen como parásitos intestinales aquellos microorganismos que usan el intestino del ser humano como refugio y viven allí por largo tiempo. Aunque también se pueden alojar en otras partes del cuerpo.
En el intestino generalmente se encuentran protozoos, como la Giardia; o gusanos, como el Oxiúridos; que suelen causar molestias intestinales o infecciones.
- Giardia: la enfermedad que provoca es conocida como “Giardiasis” y es transmitida generalmente por beber agua contaminada. Este parásito vive en el suelo, los alimentos y el agua. También puede estar en las superficies contaminadas con desperdicios.
- Oxiúridos: son parásitos delgados y blancos, que pueden medir hasta 13 milímetros de largo. La hembra suele poner miles de huevos en el ano del ser humano, lo que causa picazón, generalmente durante la noche. La infección se produce con más frecuencia en niños.
El contagio de parásitos puede ser por tragar o aspirar, por accidente, huevos de estos microorganismos que se encuentran en alimentos y bebidas contaminados, o a través de los dedos. Una vez que se tragan, los huevos eclosionan en los intestinos y maduran hasta convertirse en gusanos adultos al cabo de unas semanas, explica Clínica Mayo.
Síntomas de parásitos en adultos
Las molestias que provocan los parásitos dependerán del tipo de microorganismo que se encuentre alojado en el intestino. Por ejemplo, una infección de oxiuro causa síntomas como picazón de la zona anal o vaginal, insomnio debido a que la irritación es más común en la noche, rechinado de dientes y agitación. También provoca dolor de estómago y náuseas ocasionales.
Mientras que los parásitos Giardia causan síntomas como diarrea acuosa, cansancio, dolor estomacal, hinchazón, heces blandas, pérdida de peso y náuseas. Con regularidad las molestias aparecen dos semanas después del contagio.
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“En algunas personas, cualquiera de los dos parásitos, también causan mala digestión, acidez, falta de apetito, alteraciones en la piel y mal aliento”, comenta Angel Rodríguez, médico internista.
Prevención
En caso de que presente alguno de los síntomas antes mencionados, consulte con su médico para recibir el mejor tratamiento. Este dependerá del tipo de parásito que tenga y los síntomas, aunque la mayoría son por medicamento oral.
El diagnóstico generalmente es un examen físico en donde el especialista analiza los síntomas y por un examen de heces para verificar si hay parásitos visibles.
La higiene personal y del hogar, el consumo de alimentos frescos y bien cocidos, combatir moscas, cucarachas y otros insectos, lavarse las manos frecuentemente, desparasitar a las mascotas son acciones que ayudarán a prevenir infecciones por parásitos intestinales.
Los expertos también recomiendan lavarse bien la zona del ano al bañarse para reducir la probabilidad de tener huevos de oxiuro, cambiarse ropa interior todos los días, lavar las cobijas, los pijamas, la ropa interior, los paños de mano y las toallas en agua caliente.
Lo aconsejable es que los adultos se desparasiten una vez al año, en el caso de los niños deben llevar un control con su pediatra. “Pueden anotar en un calendario el mes en que se han tomado el desparasitante, así no lo olvidan el próximo año. De esta manera estarán previniendo las enfermedades o los síntomas causados por los microorganismos”, añade Rodríguez.
