De piel fina color verde amarillento, amarillo o anaranjado cuando madura, es carnosa, jugosa, dulce, suave y su pulpa, anaranjada de textura mantecosa con pequeñas semillas redondas de color negro brillante en su interior. Su perfumado aroma recuerda al melón y su gusto se puede describir como una fusión entre sabores de pera, melón y fresa.
MÉXICO, LA CUNA DE LA PAPAYA
Originaria del sur de México, su árbol se cultiva en climas con temperaturas que van de los 15-35 ºC., principalmente en los estados de Michoacán, Colima, Veracruz y Oaxaca, entre otros, sin embargo, hay quien considera que procede de los Andes peruanos. También crece de forma natural en el Caribe y Florida, principalmente.
La producción de la papaya se ha extendido a lo largo del tiempo a países de Suramérica, como Colombia, Perú, Brasil, Argentina, etc. En España, se cultivan en Islas Canarias y otros países productores de papaya están en África Oriental, así como Sudáfrica, Sri Lanka, India, Malasia, Australia e Israel, y aunque hasta hace poco era considerada una fruta exótica, en la actualidad se ha introducido en los mercados de casi todo el mundo y se puede adquirir en cualquier época del año.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y Alimentación (FAO), el país que mayor cantidad de papaya produce es la India con un 43 por ciento del total de la fruta papaya en el mundo.
Aunque comercialmente se distinguen entre ocho o nueve variedades, las más relevantes son las de carne más rojiza y un peso entre los 300-500 g. del grupo denominado ‘Solo’, con forma de pera, sabor dulce y cáscara dura, y que ocupa el primer lugar a nivel mundial en cuanto a exportaciones.
‘Sunrise’, también del grupo ‘Solo’, es más ovalada y ligeramente alargada, de excelente calidad y buena resistencia al transporte y manipulación, procede principalmente de los cultivos de Brasil y las islas Canarias. A este último grupo pertenece una de las variedades más comerciales, ‘Golden’, de color dorado y sabor más insípido.
La papaya ‘Formosa’, brasileña, también denominada papaya gigante o ‘papayón’, de gran tamaño, puede llegar a pesar entre los 2 y 3 kilos, con carne más sonrosada, jugosa y dulce. Dentro de esta variedad existen las amarillas, más apreciadas, y verdes, de piel muy débil y poca resistencia.
En forma de zumo o en su estado natural, la papaya ha ido ganando cada vez más adeptos. Pero no solamente su sabor exótico es lo que la hace atractiva, además resulta muy nutritiva y posee gran cantidad de vitaminas, las B, A (o betacaroteno) y E, y la C, cuya importancia en la papaya, por su cantidad, es mayor que la que ofrece el tan frecuentemente recomendado kiwi.
La vitamina C actúa eficazmente contra los agentes patógenos y se puede tomar en grandes cantidades sin problema, ya que no se almacena en el cuerpo: lo que el cuerpo no necesita lo excreta a través de la orina.
UNA GRAN AYUDA PARA DESINTOXICAR EL ORGANISMO
Otros componentes importantes de la papaya son el sodio, calcio, hierro, potasio, fósforo y magnesio, sustancias fundamentales para el sistema inmunológico, las funciones celulares y su metabolismo. También es rica por su aportación de agua y fibra (con efecto laxante) y tiene un bajo valor calórico por sus pequeñas cantidades de hidratos de carbono.
Contiene papaína, una enzima que ayuda a diluir las proteínas de los alimentos y resulta muy útil en problemas digestivos, tales como gastroenteritis, colitis, hiato, acidez, etc.
A nuestros alimentos con frecuencia les falta fibra, vitaminas, enzimas y sales minerales, por eso, en nuestras células se almacenan sustancias tóxicas ocasionando un desorden en nuestro metabolismo, en los procesos de digestión y en los niveles de agua. La papaya supone una gran ayuda en la desintoxicación de toxinas, ya que la ingestión de esta fruta garantiza una depuración del intestino en profundidad (las toxinas en el intestino son el origen de muchas enfermedades), así como la regeneración del sistema glandular.
Para la gastronomía, la papaya es una fruta ligera que siempre sienta bien. Perfecta para tomar al natural, sola o acompañada de zumo de naranja, queso y, en especial, con unas gotas de lima para realzar su sabor. Resulta excelente para combinar en ensaladas, acompañar platos de carne, mariscos o pescados, así como en la preparación de postres y bebidas. Las semillas, de sabor fuerte y picante, normalmente no se comen, a no ser que se quieran aprovechar sus propiedades laxantes, según el especialista Eduardo Dubon.
Finalmente, especialistas en nutrición aseguran que aquel que coma la fruta madura del papayo, llamado ‘Carita papaya’, estará aportando grandes beneficios a su salud.